OpenAI lanzó su propio navegador web llamado Atlas, con la esperanza de utilizar sus superpoderes de inteligencia artificial para quitarle participación de mercado a Google, que ha dominado los mercados de navegadores y búsquedas durante décadas.
«La IA representa una oportunidad única, que ocurre una vez cada década, para repensar lo que puede ser un navegador», dijo Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, en el lanzamiento de Atlas. «Las pestañas eran geniales, pero no hemos visto mucha innovación desde entonces».
Con ChatGPT como núcleo, los usuarios pueden usar Atlas para chatear con un sitio web, encontrar productos y pedirle que haga cosas en nombre de los usuarios, como reservar citas o planificar eventos, mientras continúan navegando.
Mientras que los navegadores web solían acceder a Internet a través de una URL y un cuadro de búsqueda, el acceso futuro a Internet se realizará a través de la experiencia de chat y un navegador web, dijo Altman.
Con el lanzamiento de Atlas, OpenAI no sólo quiere destronar a Google Chrome como navegador predeterminado: también quiere que ChatGPT se convierta en el sistema operativo estándar de la era de la IA.
Google tiene una clara ventaja y posee toda la infraestructura tecnológica, incluidos sus propios chips de IA (llamados unidades de procesamiento tensoriales) y su chatbot Gemini. Y tiene una cuota de mercado de búsqueda del 90%.
OpenAI ha acumulado 800 millones de usuarios semanales en ChatGPT desde su lanzamiento en 2022 y está utilizando ese alcance como palanca para permitir a los desarrolladores crear aplicaciones dentro de ChatGPT, lo que permite a los usuarios y agentes de IA comprar desde la aplicación. La empresa también diseña sus propios chips de IA hechos a medida para ChatGPT.
OpenAI ha recibido el respaldo de Nvidia, que se comprometió a invertir 100.000 millones de dólares en la empresa durante los próximos años.
Atlas todavía enfrenta una batalla cuesta arriba contra Chrome, que tiene 3.450 millones de usuarios en todo el mundo.
ChatGPT Atlas tiene las funciones típicas del navegador, como pestañas, marcadores y recordar contraseñas. Pero en lugar de una barra de búsqueda, la página de inicio del navegador Atlas abre un cuadro de chat ChatGPT.
El chat continuo sigue a los usuarios mientras navegan por la web y puede ser invocado a voluntad. Las funciones de memoria del navegador recuerdan todas las acciones que realiza el usuario.
«Cuando habilitas las memorias del navegador, ChatGPT recuerda detalles importantes del contenido que ves para mejorar las respuestas del chat y brindar sugerencias más inteligentes, como crear una lista de tareas pendientes basada en tu actividad reciente o continuar buscando regalos navideños basados en los productos que has visto», dijo la compañía en una publicación de blog.
El modo agente de Atlas hace cosas en nombre del usuario, como encontrar un supermercado, agregar ingredientes a un mapa y ordenarlos, simplemente basándose en una receta compartida por un usuario. Los usuarios también pueden planificar eventos, reservar citas y automatizar la investigación en el modo agente, que está disponible para usuarios Plus, Pro y Business.
En septiembre, un tribunal federal dictaminó que Google había mantenido un monopolio ilegal sobre búsquedas y publicidad, pero no exigió a la empresa que vendiera Chrome como se solicitó originalmente cuando se presentó la demanda.
Durante el transcurso del procedimiento, OpenAI expresó interés en adquirir Chrome. Otro competidor de navegadores, Perplexity AI, también realizó una oferta infructuosa de 34.500 millones de dólares para adquirir Chrome, semanas después del lanzamiento de Comet, un navegador impulsado por IA.
A finales de la década de 1990, Internet Explorer de Microsoft tenía la ventaja en la batalla contra Netscape Navigator para convertirse en el navegador predeterminado en la era de las computadoras personales.
En el futuro, el auge de Google Chrome, debido a la adopción de teléfonos inteligentes, reemplazó a Internet Explorer como navegador predeterminado. Y ahora ChatGPT Atlas podría ser el comienzo del tercer capítulo de la guerra de los navegadores.
