Los astrónomos han logrado avances significativos en la comprensión de la mecánica celeste alrededor de las estrellas envejecidas al confirmar la presencia de una estrella compañera orbitando π1 Gruis, una gigante roja ubicada a unos 530 años luz de la Tierra. Conocida como una estrella rama gigante asintótica (AGB), π1 Gruis ha evolucionado de una entidad similar al Sol a una gigante roja masiva, expandiéndose a más de 400 veces el tamaño del Sol y brillando miles de veces más. Esta transformación refleja su destino final mientras se prepara para deshacerse de sus capas externas y, en última instancia, dejar atrás una nebulosa planetaria.
Los desafíos de estudiar π1 Gruis surgen de su intenso brillo, que puede oscurecer los objetos que lo acompañan. Sin embargo, utilizando las capacidades de observación avanzadas del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile, una coalición internacional de científicos ha logrado mapear la órbita de una estrella compañera alrededor de π1 Gruis. Este importante avance, descrito en un artículo reciente en Naturaleza Astronomíaelimina incertidumbres de larga data sobre la dinámica de tales estrellas compañeras, especialmente en el contexto específico de estrellas envejecidas.
Yoshiya Mori, Ph.D. Candidato en astrofísica en la Universidad de Monash, jugó un papel crucial en esta investigación. Al comparar las características observadas de π1 Gruis con modelos avanzados de evolución estelar, el equipo de Mori pudo refinar los cálculos de masa de la estrella AGB. Esta masa recién contenida ayudó a dilucidar la complejidad del comportamiento de pulsación de la estrella y su evolución general. «Incluir una compañera cercana podría introducir nuevas complicaciones en el ya complicado ciclo de vida de las estrellas AGB», explica Mori.
Sorprendentemente, los hallazgos difieren de las predicciones anteriores de una órbita elíptica para la estrella compañera. En cambio, los investigadores observaron una órbita casi circular, lo que sugiere que la dinámica orbital puede estar evolucionando más rápido de lo que indicaban los modelos anteriores. Esta revelación podría conducir a ajustes significativos en las teorías actuales sobre las etapas finales de la evolución de las estrellas gigantes y la influencia de los objetos compañeros.
El líder del proyecto, Mats Essseldeurs, de la KU Leuven, comentó las implicaciones de sus hallazgos. «Nuestro Sol algún día entrará en una fase similar, por lo que comprender cómo se comporta un compañero cercano en este entorno puede ayudarnos a predecir el destino de los planetas del sistema solar y cómo podrían verse afectados por la evolución de su estrella anfitriona», dijo. Los nuevos datos sugieren que los modelos existentes pueden subestimar la velocidad a la que las órbitas se vuelven circulares, lo que lleva a una mayor investigación sobre dinámicas como las interacciones de mareas y la evolución binaria en las etapas finales de la vida de las estrellas.
Este descubrimiento excepcional no sólo avanza nuestra comprensión de las estrellas AGB, sino que también sienta las bases para implicaciones más amplias con respecto a los ciclos de vida de estrellas similares a nuestro Sol. A medida que los investigadores continúan explorando las influencias gravitacionales de las compañeras en la evolución estelar, se espera que estos conocimientos contribuyan significativamente al campo de la astrofísica.



