Un estudio reciente publicado en el Journal of the Endocrine Society sugiere que una clase de fármacos conocidos como agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RA), utilizados tradicionalmente para controlar la diabetes y la obesidad, pueden ofrecer una nueva esperanza para tratar la adicción al alcohol y las drogas. Esta vía emergente en el tratamiento de la adicción fue destacada por el investigador principal Lorenzo Leggio del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo, parte de los Institutos Nacionales de Salud.
Los trastornos por uso de sustancias son comunes e incluyen una variedad de comportamientos caracterizados por dependencia física, actividades riesgosas, problemas sociales y pérdida de control. Estas condiciones tienen un impacto significativo no sólo en la salud individual, sino también en las familias y comunidades de todo el mundo. El abuso de alcohol parece ser especialmente perjudicial y está relacionado con diversos problemas de salud, accidentes de tráfico e incidentes violentos. Es alarmante que menos de una de cada cuatro personas con trastornos por abuso de sustancias habrá recibido tratamiento para 2023, en gran parte debido al estigma y la falta de recursos.
El estudio señala que las opciones de tratamiento existentes a menudo no satisfacen las necesidades de salud pública de los afectados. Los GLP-1RA han ganado recientemente notoriedad por su eficacia para promover la pérdida de peso al influir en el apetito. Además de sus efectos metabólicos, estos fármacos interactúan con mecanismos cerebrales relacionados con el hambre y la saciedad. Esta interacción plantea posibilidades intrigantes, ya que se cree que algunos aspectos biológicos y neurológicos de la obesidad se superponen con los de la adicción. El estudio destaca que las vías implicadas en la adicción también pueden desempeñar un papel en la alimentación excesiva y la obesidad.
Al explorar el potencial de los fármacos GLP-1 como tratamiento para los trastornos por uso de sustancias, las primeras investigaciones han demostrado que pueden afectar los circuitos cerebrales asociados con el comportamiento adictivo. Estudios específicos han mostrado resultados prometedores:
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Trastorno por consumo de alcohol (AUD): Si bien un ensayo controlado aleatorio inicial de exenatida no indicó cambios significativos en el consumo de alcohol, el análisis secundario indicó una ingesta reducida entre personas con AUD y obesidad. Un estudio más reciente que utilizó semaglutida en dosis bajas mostró una disminución en la autoadministración de alcohol y una disminución del antojo entre los participantes con AUD.
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Trastorno por consumo de opioides: Los estudios en roedores han demostrado que varios agonistas del receptor GLP-1 reducen la autoadministración de opioides como la heroína y el fentanilo, y reducen el comportamiento de búsqueda asociado con la recaída.
- Trastorno por consumo de tabaco: La investigación preliminar sugiere que los agonistas del receptor GLP-1 pueden reducir la autoadministración de nicotina y el ansia de nicotina en roedores. Los ensayos clínicos iniciales muestran que estos medicamentos pueden ayudar a reducir el consumo diario de cigarrillos y prevenir el aumento de peso después de dejar de fumar.
A pesar de estos hallazgos alentadores, Leggio y su equipo enfatizan la necesidad de realizar más investigaciones para validar la eficacia de los fármacos GLP-1 en la lucha contra la adicción y profundizar la comprensión de sus mecanismos biológicos. El equipo sigue siendo optimista sobre las posibles implicaciones de esta investigación, ya que la adicción sigue siendo un importante desafío de salud pública con opciones de tratamiento limitadas.
La investigación se llevó a cabo en colaboración con investigadores de varias instituciones, incluidas la Universidad de Galway y la Universidad de Milán. La investigación fue financiada en parte por NIDA y NIAAA, aunque los autores sostienen que el contenido refleja sus propias perspectivas y no necesariamente representa la posición oficial de los NIH.



