Un nuevo estudio realizado por científicos de defensa ha hecho sonar las alarmas sobre la supervisión de su ejército por parte del parlamento de Canadá, revelando una falla evidente en comparación con otras democracias importantes. Esta extensa investigación, que abarca más de una década, revela fallas significativas en la forma en que los legisladores canadienses monitorean y critican a las fuerzas armadas.
David Auerswald, Philippe Lagassé y Stephen Saideman, los autores del estudio, subrayan la necesidad urgente de mejorar la vigilancia, especialmente teniendo en cuenta las consecuencias potencialmente graves que se derivan de los errores militares. El proyecto surgió de las preocupaciones de los autores sobre la supervisión inadecuada de las Fuerzas Armadas canadienses por parte del Parlamento.
Los hallazgos ilustran que los mecanismos de supervisión de Canadá están muy por detrás de los de países comparables. Uno de los problemas críticos identificados es que los comités de defensa en Canadá a menudo no cuentan con las autorizaciones de seguridad necesarias para revisar eficazmente la información clasificada. Esta deficiencia, junto con una autonomía limitada para establecer su propia agenda, impide que estos comités examinen a fondo la política militar. Además, la estricta disciplina partidista dentro del parlamento disuade a los miembros de cuestionar las decisiones gubernamentales o explorar estrategias militares.
Los incentivos políticos complican aún más el panorama. Según se informa, algunos parlamentarios evitan obtener el consentimiento necesario para discutir cuestiones públicamente, lo que a su vez limita su acceso a información vital de inteligencia.
Las entrevistas con ex altos oficiales militares revelan que las interacciones con los legisladores a menudo se caracterizan como “partidistas o superficiales”. Este entorno alienta a los líderes militares a concentrarse en prepararse para ataques políticos, en lugar de entablar diálogos sustantivos sobre operaciones y políticas militares.
El estudio sitúa a Canadá junto a países como Japón, Chile y Brasil, donde la supervisión legislativa de los militares a menudo se considera “irrelevante”. Esto contrasta marcadamente con países como Estados Unidos y Alemania, donde los legisladores tienen acceso a documentos confidenciales, influyen en los ascensos y autorizan despliegues militares, lo que los convierte en un papel importante en la responsabilidad militar.
Estos hallazgos llegan en un momento crucial en el que Canadá se prepara para aumentos significativos en el gasto en defensa y al mismo tiempo lidia con las consecuencias de los escándalos en curso relacionados con la mala conducta militar. Las deficiencias destacadas en el estudio subrayan cuestiones apremiantes sobre la eficacia y la responsabilidad del ejército canadiense en un panorama global cambiante.



