A bordo del Air Force One, el presidente Donald Trump elogió su reciente reunión con el líder chino Xi Jinping como un éxito abrumador, marcado por una serie de compromisos notables destinados a aliviar las tensiones entre las dos naciones. Durante una discusión que tuvo lugar el jueves, Trump anunció que Estados Unidos implementaría una reducción de aranceles a China, reduciendo los aranceles del 20% al 10%, reduciendo el arancel total combinado del 57% al 47%.
En declaraciones a los periodistas a bordo del Air Force One, Trump explicó el resultado de la reunión, sugiriendo que la calificaría con un 12 en una escala de 10. El presidente expresó optimismo sobre las negociaciones y destacó un nuevo acuerdo en el que China compraría 25 millones de toneladas de soja estadounidense anualmente durante los próximos tres años, comenzando con un envío de 12 millones de toneladas para enero de 2024. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, se hizo eco de los sentimientos de Trump y enfatizó el alivio que esto acuerdo proporcionado a los productores de soja estadounidenses, que anteriormente habían estado atrapados en el fuego cruzado de disputas comerciales.
De cara al futuro, Trump dijo que viajaría a China en abril, tras lo cual se esperaba que Xi visitara Estados Unidos. Los dos líderes también discutieron el futuro de las exportaciones de chips informáticos avanzados a China y, según se informa, Nvidia planea mantener conversaciones con funcionarios chinos sobre el asunto. El presidente sugirió que se podría alcanzar un acuerdo comercial formal con China «bastante rápido».
En declaraciones difundidas por los medios estatales, Xi Jinping subrayó la importancia de la cooperación e instó a ambas partes a centrarse en los beneficios a largo plazo de la cooperación en lugar de involucrarse en un ciclo de represalias. Reconoció que si bien las diferencias entre los dos países son inevitables, es crucial que manejen estas tensiones de manera constructiva.
A pesar del optimismo que rodeó la reunión, quedan grandes desafíos por delante. Estados Unidos y China compiten por el dominio en la fabricación y en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial. Las negociaciones comerciales anteriores, especialmente en el contexto de la escalada de aranceles, han rodeado de incertidumbre la relación actual. Persiste la posibilidad de que se produzcan nuevas tensiones, especialmente porque ambos países enfrentan presiones derivadas de sus intereses económicos contrapuestos.
Los líderes se reunieron en Busan, Corea del Sur, en una base militar, un lugar más modesto en comparación con los opulentos alrededores que a menudo se eligen para discusiones de tan alto perfil. Esta reunión siguió a conversaciones preliminares en Kuala Lumpur, en las que ambos países reconocieron un “consenso tentativo” sobre ajustes comerciales. Las garantías de Trump de que no seguiría adelante con los planes de imponer aranceles del 100% a los productos chinos ayudaron a establecer un tono más cooperativo antes de la reunión.
Las reacciones de los inversores y del mercado fueron cautelosamente optimistas a medida que surgían esperanzas de un marco comercial estabilizador. Sin embargo, tanto Estados Unidos como China son muy conscientes de la volatilidad inherente a sus negociaciones, ya que acuerdos anteriores a menudo se han desmoronado bajo la presión competitiva.
Si bien Trump es optimista sobre un próximo acuerdo, los expertos advierten que no se debe suponer que el actual deshielo en las relaciones marca un cambio significativo. Los analistas sostienen que el acuerdo propuesto parece ser una medida temporal destinada únicamente a reducir la tensión y no una solución real a la rivalidad subyacente.
A medida que continúa el diálogo, ambos líderes han reconocido la necesidad de lograr un equilibrio entre cooperación y competencia, aumentando los riesgos para la economía global. Los próximos meses revelarán si estas recientes discusiones se traducen en un progreso duradero o simplemente representan un nuevo capítulo en una saga en curso de las relaciones entre Estados Unidos y China.



