Durante una reunión diplomática clave, el presidente Donald Trump expresó un fuerte apoyo al presidente argentino Javier Milei, cuya administración está estrechamente alineada con los propios principios republicanos de Trump. Durante las discusiones en la Casa Blanca, Trump emitió una dura advertencia sobre la ayuda estadounidense a Argentina, sugiriendo que la ayuda podría retirarse si las próximas elecciones de mitad de período no favorecieran la agenda política de Milei. Esta audaz declaración marca un alejamiento de las normas presidenciales estadounidenses convencionales, donde normalmente se evita la interferencia en los procesos electorales extranjeros.
Mientras Argentina se prepara para elecciones cruciales de mitad de período, Trump apuntó específicamente a un oponente de Milei. Los describió como “extremadamente de extrema izquierda” y atribuyó los problemas económicos de Argentina a tales ideologías. Durante una reunión en la Sala del Gabinete antes de un almuerzo con Milei, Trump declaró: «No vamos a permitir que nadie llegue al poder y desperdicie el dinero de los contribuyentes de este país. No voy a permitir que eso suceda». Sus comentarios subrayaron una visión transaccional de la diplomacia, implicando que la generosidad estadounidense dependería de los resultados políticos en Argentina.
A pesar de este controvertido telón de fondo, Trump enmarcó la ayuda propuesta de 20 mil millones de dólares como un medio para impulsar el potencial de Argentina, enfatizando que no dependía del futuro político de la agenda de Milei. “Simplemente ayuda a que una gran filosofía se apodere de un gran país”, afirmó Trump, elogiando la belleza de Argentina y expresando su anhelo por su prosperidad.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, se hizo eco de los sentimientos de Trump y predijo un resultado exitoso para la coalición de Milei en las elecciones, esperando que implementaran con éxito nuevas reformas. Durante el mitin, Trump caracterizó a Milei como “MAGA hasta el final”, estableciendo un paralelo entre sus esfuerzos por la reelección y el icónico eslogan “Make America Great Again”.
La atención que generó la reunión resonó en los círculos políticos argentinos. Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta y figura destacada de la oposición peronista de izquierda, instó públicamente a los votantes argentinos a tomar nota de la influencia de Trump. A pesar de enfrentar sus propios desafíos legales, sigue siendo una fuerza poderosa dentro del peronismo, un movimiento político centrado en los derechos laborales que ha definido la política argentina durante décadas.
Además, Milei, quien ha construido un estrecho vínculo con Trump, subrayó su admiración durante su reunión y dijo lo honrado que se sentía y cómo la asociación podría conducir a un ejemplo fortalecido de libertad y prosperidad para Argentina. Su gobierno está buscando exenciones arancelarias críticas para las exportaciones de Argentina, además de una propuesta de acuerdo cambiario de 20 mil millones de dólares destinado a estabilizar la debilitada moneda del país y construir reservas extranjeras mientras el país se acerca a las elecciones.
En una desviación de las prácticas estándar de Estados Unidos, la administración Trump intervino en el mercado cambiario de Argentina luego de los resultados desalentadores de las elecciones locales para Milei, lo que provocó una crisis de confianza entre los inversores. Mientras el peso se desplomaba y el gobierno luchaba por mantener la estabilidad monetaria, la administración Trump acudió al rescate de Milei con promesas de apoyo financiero.
Al mismo tiempo, se anticiparon discusiones en torno al proyecto Stargate, diseñado para mejorar la infraestructura de inteligencia artificial en América Latina, y Argentina podría servir como ubicación para una asociación crucial de centros de datos que involucra a importantes actores tecnológicos.
A pesar del amplio apoyo, los analistas expresaron preocupación sobre la capacidad de Argentina para manejar sus crecientes deudas con el Fondo Monetario Internacional, y algunos cuestionaron la efectividad de tales soluciones de corto plazo. Los críticos han hecho sonar las alarmas sobre las implicaciones de una mayor participación financiera de Estados Unidos, dada la historia de Argentina como un moroso en serie.
A medida que se desarrollaron las discusiones, quedó claro que había mucho en juego: para ambos líderes, su futuro político estaba intrincadamente entretejido en la historia de las relaciones internacionales.