Seis soldados libaneses perdieron la vida el sábado durante una operación para inspeccionar un depósito de armas conectado al grupo Hezbolá con el apoyo de Irán en Tire, una ciudad del sur cerca de la frontera israelí. El ejército libanés confirmó a las víctimas mortales y declaró que tenían lugar mientras una unidad desmantelaba el contenido del depósito como parte de un esfuerzo de colaboración con un equipo de las Naciones Unidas para desmantelar la infraestructura militar de Hezbolá. Esta operación fue parte de un acuerdo de alto el fuego con Israel destinado a estabilizar la región después de meses de conflictos.
El incidente tuvo lugar en Wadi Zibqin, en el distrito de neumáticos, donde las tropas tenían como objetivo eliminar las municiones y las municiones no profundizadas que habían reunido las recientes hostilidades entre Israel y Hezbolá. Una fuente militar anónima reveló a la AFP que la explosión provenía de una instalación militar de Hezbolá. Actualmente hay investigaciones en curso para determinar la causa exacta de la explosión.
El presidente libanés, Joseph Aoun, describió la tragedia como un «incidente doloroso», y el primer ministro Nawaf Salam rindió homenaje a los casos de soldados en las redes sociales, y reconoció su dedicación a su deber nacional por un período desafiante para el Líbano.
El Líbano está cada vez más involucrado en la dinámica de conflictos regionales, especialmente después de los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023 contra Israel por Hamas, lo que condujo al estallido de la guerra en Gaza. Esta situación empeoró las tensiones en la frontera con el Líbano-Israel, lo que resultó en cambios firmes regulares entre las tropas israelíes y Hezbolá. Las secuelas de este conflicto han sido devastadoras para Hezbolá, quien se dice que pierde a más de 5,000 cazadores, incluidos los comandantes de alto nivel, durante las hostilidades. La muerte del antiguo líder Hassan Nasrallah en un atuendo aéreo israelí en septiembre pasado significó un golpe importante para la estructura de liderazgo del grupo.
El conflicto vio a un alto el fuego estadounidense en noviembre, lo que obligó al Líbano a agarrar todas las armas no autorizadas, a cambio de Israel, quien detuvo sus operaciones ofensivas contra los objetivos libaneses. Este incendio ha llevado al gobierno libanés a instruir al Ejército a formular un plan para desarmar a Hezbolá para fin de año, una directiva que se ha resistido al grupo. Naim Kassem, la actual figura de liderazgo de Hezbolá, rechazó los esfuerzos desarmadores como las «dictaciones estadounidenses» que amenazan la soberanía del Líbano.
Hezbolá, que es más fuerte tanto una entidad política como una milicia que el ejército libanés, tiene una influencia significativa en el panorama de gobernanza y seguridad del país. El grupo es apoyado financieramente y militarmente por Irán, que Hezbolá, Hamas y los hutíes en Yemen ayudan como parte de una estrategia más amplia para compensar la influencia de los Estados Unidos e Israel en la región.
Un consultor del líder más alto iraní, el ayatolá Khamenei, repitió la oposición de Teherán contra cualquier desarme de Hezbolá, y enfatizó el papel crucial del grupo en la dinámica de poder cambiante de Oriente Medio. Mientras que Estados Unidos, Israel y varios otros países clasifican a Hezbolá como una organización terrorista, la Unión Europea solo reconoce su ala armada como tal.