Los investigadores han hecho un descubrimiento innovador en una región remota de Europa, revelando la existencia de cuatro grandes megaestructuras de piedra en la meseta kárstica, en la frontera entre Eslovenia e Italia. Este hallazgo podría cambiar significativamente nuestra comprensión de la vida prehistórica y las prácticas de caza, ya que se cree que estas estructuras son parte de un antiguo sistema de caza a gran escala, el primero de este tipo documentado en Europa.
Aunque las estructuras pueden parecer discretas desde el suelo, con apenas medio metro de altura, las fotografías aéreas cuentan una historia diferente. Utilizando escaneo láser aéreo (ALS), investigadores de la Universidad de Ljubljana y el Instituto para la Protección del Patrimonio Cultural de Eslovenia han cartografiado meticulosamente más de 870 kilómetros cuadrados de la meseta. Esta avanzada tecnología ha revelado cuatro amplias alineaciones en forma de V que se extienden entre 530 metros y 3,5 kilómetros, cada una diseñada con precisión.
En el extremo estrecho de estas intrincadas formaciones se encuentran recintos ocultos en forma de pozos, estratégicamente ubicados en acantilados o laderas naturales. El diseño arquitectónico indica un intento deliberado de atraer manadas de animales salvajes, especialmente ciervos, a estas trampas. Los muros bajos probablemente estaban destinados a pasar desapercibidos para los animales, guiándolos efectivamente a un punto final predeterminado.
La construcción de estos impresionantes edificios no fue tarea fácil. Por ejemplo, la megaestructura más grande habría requerido más de 5.000 horas-hombre para completarse, lo que indica un nivel avanzado de organización y cooperación entre las antiguas comunidades involucradas. Este esfuerzo enfatiza la necesidad de planificación a largo plazo y esfuerzos comunitarios, lo que indica que estos grupos fueron más allá de las colaboraciones puramente familiares o locales.
Los investigadores destacan en sus hallazgos que las instalaciones demuestran coordinación del trabajo, transformación de paisajes en sistemas funcionales y una profunda comprensión del comportamiento animal. Los constructores demostraron un notable conocimiento de su entorno, de sus presas y de la interacción entre arquitectura y ecología.
Sin la tecnología avanzada de ALS, estas trampas monumentales podrían no haber sido descubiertas. Los escaneos proporcionaron una imagen más clara del diseño y las dimensiones de las estructuras, revelando paredes de 1 a 1,5 metros de ancho que actuaban como barreras guía. Los pozos se ubicaron estratégicamente para aprovechar la topografía natural, ejemplificando el profundo conocimiento de su entorno por parte de los constructores.
La datación por radiocarbono de los materiales recuperados de estos elementos indica que fueron abandonados antes de la Edad del Bronce Final, lo que los posiciona como algunas de las megaestructuras de caza más antiguas conocidas en Europa. Esta importante revelación arqueológica ofrece una nueva perspectiva sobre la dinámica social y ecológica de las comunidades prehistóricas de la región.