En el ámbito de alto riesgo de la inteligencia artificial, pocas historias capturan tanto la imaginación como el enfrentamiento entre OpenAI y Google. Una vez descartado como un laboratorio de investigación peculiar, OpenAI se ha convertido en un gigante cultural y tecnológico, impulsado por el meteórico ascenso de ChatGPT. Para octubre de 2025, con más de 300 millones de usuarios semanales y unos ingresos anuales previstos de 13.000 millones de dólares, OpenAI no sólo competirá con Google, sino que también redefinirá las reglas de la interacción digital. Sin embargo, la posición arraigada de Google como el señor de las búsquedas más grande del mundo, al mando del 90% de las búsquedas globales y con una capitalización de mercado de más de 2 billones de dólares, sugiere que ésta es menos una historia de David contra Goliat que una batalla titánica. Este artículo profundiza en la rivalidad multifacética y utiliza datos de mercado recientes, análisis de expertos y desarrollos regulatorios para evaluar si OpenAI realmente se está convirtiendo en la mayor amenaza para Google.
Contexto histórico: de la cooperación al enfrentamiento
Las semillas de esta rivalidad se sembraron en alianzas incómodas. Google fue pionero en la IA moderna con la adquisición de DeepMind en 2014, pero su enfoque cauteloso (dar prioridad a las barreras éticas) permitió a OpenAI dar un salto adelante con lanzamientos audaces como GPT-3 en 2020. En 2022, el lanzamiento de ChatGPT provocó conmociones en Mountain View, lo que provocó memorandos internos de Google calificándolo de “amenaza existencial” para las búsquedas. Un avance rápido hasta 2025, el giro de OpenAI hacia el hardware de consumo, ejemplificado por el navegador Atlas, marca un ataque directo a los fosos clave de Google: Chrome (71,9% de participación en el navegador) y sus ingresos publicitarios anuales de más de 100 mil millones de dólares. Como señaló un analista, «OpenAI no solo construye modelos; construye una pila de Internet alternativa».
Esta evolución refleja disrupciones tecnológicas pasadas, como las guerras de navegadores de Microsoft contra Netscape en los años noventa. Sin embargo, a diferencia de aquellas épocas, la IA no se trata solo de participación de mercado, sino también de consecuencias sociales, desde la pérdida de empleos hasta el uso ético de la IA.
Innovaciones tecnológicas: donde OpenAI lidera y Google se opone
La ventaja de OpenAI radica en la accesibilidad de la IA generativa. Las habilidades conversacionales de ChatGPT han capturado el 59,5% del mercado de chatbots para 2025, frente al 76% a principios de este año, pero aún eclipsan al Gemini de Google con un 13%. Funciones como el modo de votación en tiempo real y los GPT personalizados han hecho que la IA sea indispensable para las tareas cotidianas, desde asistencia en codificación hasta escritura creativa. El navegador Atlas amplifica esto: «habla, lee y reemplaza su barra de búsqueda», utilizando agentes de inteligencia artificial para sintetizar respuestas sin enlaces azules, lo que podría reducir las búsquedas en Google entre un 20 y un 30 % si la adopción refleja la trayectoria de ChatGPT.
Sin embargo, Google está respondiendo con escala e integración. Las capacidades multimodales de Gemini (procesamiento de texto, imágenes y video) impulsan los 3 mil millones de dispositivos Android, integrando perfectamente la IA en la vida cotidiana. Los recientes desarrollos cuánticos, como la aceleración de 13.000x de las simulaciones moleculares del chip Willow, posicionan a Google para avances en el descubrimiento de fármacos y la ciencia de materiales, áreas en las que OpenAI está rezagado. Además, las TPU (Unidades de procesamiento tensorial) de Google brindan capacitación rentable a niveles de exaescala, mientras que OpenAI se basa en Azure de Microsoft, lo que crea mayores dependencias.
Un documento de OpenAI filtrado de 2024 alguna vez minimizó a Google como una amenaza y, en cambio, se centró en problemas de escala interna. A mediados de 2025, esa visión se ha invertido: OpenAI ahora ve las fuentes de datos de Google (de YouTube, Búsqueda) como la verdadera barrera a la igualdad.
Cuota de mercado y dinámica de facturación: los números cuentan la historia
Para cuantificar la amenaza, es necesario considerar los datos. OpenAI impulsa el 38% de las aplicaciones impulsadas por IA, según el análisis de Sparkco AI de octubre de 2025, con Google en segundo lugar, pero rezagado en herramientas orientadas al consumidor. En IA empresarial, Anthropic lidera con un 32%, seguida de OpenAI y Google con un 20% cada uno, lo que destaca un panorama fragmentado.
Los ingresos pintan un cuadro más claro de asimetría:
| Métrico | OpenAI (proyección 2025) | Google AI/Nube (estimación 2025) | Comentarios |
|---|---|---|---|
| Volumen de negocios anual | $13 mil millones | 35-40 mil millones de dólares | Crecimiento de OpenAI: 251% año tras año; El de Google incluye servicios en la nube más amplios. |
| Volumen de negocios del primer semestre de 2025 | 4.300 millones de dólares | 18 mil millones de dólares (sólo en el segundo trimestre) | El aumento de las suscripciones de OpenAI; Google de anuncios + empresa. |
| Pérdidas/quema de efectivo | 13,5 billones de dólares (primer semestre) | Mínimo (segmento rentable) | Los costos de computación de OpenAI representan más del 50 % de los ingresos; La eficiencia de Google a través de las TPU. |
| Cuota de mercado (chatbots) | 59,5% | 13% | Caída para OpenAI en Copilot/Gemini Gains; Los amortiguadores del ecosistema de Google. |
| Base de usuarios | Más de 300 millones de activos semanales | 2B+ a través de Android/Chrome | virus OpenAI; Google fijo a través de la configuración predeterminada. |
Estas cifras subrayan la velocidad disruptiva de OpenAI (duplicando los ingresos en siete meses), pero la madurez de Google garantiza la estabilidad. Los pronósticos para 2029 indican que OpenAI alcanzará los 129 mil millones de dólares, superando el crecimiento inicial de Facebook, pero el foso publicitario de Google podría verse afectado si Atlas no logra monetizar de manera efectiva.
La guerra del talento: ¿estimular la innovación o el agotamiento?
Detrás de los modelos hay personas, y las guerras de talentos de la IA de 2025 serán brutales. Los principales investigadores están recaudando paquetes de entre 10 y 250 millones de dólares, mientras Meta caza furtivamente a la élite de OpenAI a través de bonos de firma de 100 millones de dólares y Google ofrece ganancias inesperadas. OpenAI ha perdido talentos clave frente a sus rivales, ampliando las brechas salariales y provocando revisiones salariales. Como señaló el ex vicepresidente de OpenAI, Peter Deng, esta “disparidad salarial” corre el riesgo de concentrar la élite, expulsando a los trabajadores de nivel medio.
Los ejecutivos de ambas empresas trabajan entre 80 y 100 horas por semana, según informes recientes, lo que aumenta el agotamiento en medio de la carrera por la «superinteligencia». Google está invirtiendo 10 millones de dólares en 255 becarios de doctorado en 35 países, mientras que OpenAI busca asociados de ventas en la India. Esta carrera armamentista está creando problemas para las élites de la IA, pero ampliando la desigualdad, haciéndose eco de las escaramuzas entre Microsoft y Google de la década de 2000.
Vientos regulatorios en contra: antimonopolio y campos minados éticos
Las regulaciones crean fricciones. OpenAI presentó quejas antimonopolio contra el paquete de búsqueda e inteligencia artificial de Google en septiembre de 2025, luego de demandas del Departamento de Justicia y argumentando que sofoca la competencia. Las encuestas de la UE reflejan esto, y OpenAI señala preocupaciones similares. Ambos se enfrentan a leyes estatales de EE. UU. que exigen auditorías y divulgaciones de IA, que gigantes tecnológicos como Apple, Meta y Amazon están presionando para que avancen.
Google evitó la ruptura en un fallo de septiembre de 2025, reconociendo parcialmente las innovaciones «procompetitivas» de la IA. También se avecina una batalla por los derechos de autor, con OpenAI y Google presionando por un «uso justo» de los datos de entrenamiento en medio de demandas de los editores. En 2025, los costos de cumplimiento pueden ralentizar el lanzamiento, pero el poder de lobby de Google podría generar dividendos.
Implicaciones más amplias: cambios en los ecosistemas y escenarios futuros
La amenaza de OpenAI se extiende más allá de los productos y paradigmas. “Iniciar sesión con ChatGPT” podría rivalizar con la capa de identidad de Google, permitiendo un ecosistema de abstracción de memoria. Aún así, el
Escenarios para 2026-2028:
- Optimista para OpenAI: Atlas capta entre el 10% y el 15% de la cuota de navegador, erosionando el espacio publicitario de Google entre 10.000 y 20.000 millones de dólares; La facturación se triplica a través de agentes.
- La resiliencia de Google: Integraciones como Copilot Mode en Edge y Gemini en Chrome retienen a más del 80% de los usuarios; Las aplicaciones cuánticas crean nuevos fosos.
- Estancamiento: Crecimiento del tope regulatorio; La rotación de talentos frena los avances, lo que beneficia a los titulares.
En última instancia, las investigaciones muestran que OpenAI acelera la democratización de la IA, presionando a Google para que innove más rápido. Pero el establecimiento y distribución de datos de Google lo convierten en una apuesta más segura por el dominio, a menos que la audacia de OpenAI resulte profética.
Conclusión: una rivalidad simbiótica
Esto no es una suma cero; la colaboración continúa (por ejemplo, puntos de referencia compartidos). OpenAI desafía a Google a evolucionar, beneficiando potencialmente a los usuarios con herramientas más inteligentes. Como señaló Sam Altman, la guerra de talentos se basa en «descubrimientos a mediano plazo», como la superinteligencia. Por ahora, OpenAI es el arma más poderosa de Google, pero destronar al gigante requerirá más que modelos: requerirá un sistema nervioso digital completamente nuevo.



