La Federación de Rusia llevó a cabo recientemente un importante ensayo de sus armas nucleares estratégicas, lo que subraya su compromiso de mantener una sólida capacidad disuasoria. Supervisado directamente por el presidente Vladimir Putin, el ejercicio incluyó el lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) conocido como “Yars” desde el cosmódromo de Plesetsk, dirigido al campo de pruebas de Kura en Kamchatka. En un esfuerzo coordinado, el submarino K-117 Bryansk de la Armada rusa, parte del Proyecto 667BDRM (clase Delta IV designada por la OTAN), lanzó con éxito un misil balístico R-29RMU Sineva desde el Mar de Barents.
Además de estas pruebas de misiles submarinos y terrestres, en el ejercicio participaron los bombarderos estratégicos Tu-95MS, durante los cuales se realizaron lanzamientos de misiles de crucero. La coordinación general de la operación se gestionó desde el Centro de Mando de la Defensa Nacional de la Federación de Rusia, donde los funcionarios supervisaron la ejecución de las maniobras y evaluaron la eficacia de los sistemas de mando y control.
El Ministerio de Defensa ruso explicó que el objetivo de estos ejercicios era probar la preparación de las estructuras de mando militar y evaluar las capacidades operativas de respuesta de las fuerzas nucleares ante un posible ataque estratégico. El ministro de Defensa, Andrei Belousov, y el jefe del Estado Mayor, general del ejército, Valery Gerasimov, informaron al presidente Putin sobre el progreso de las pruebas.
El exitoso lanzamiento del misil Sineva desde Bryansk es un ejemplo de los continuos esfuerzos de la Armada rusa para modernizar su flota de submarinos con misiles balísticos de propulsión nuclear. Diseñados y construidos durante los últimos años de la Unión Soviética (entre 1984 y 1990), los submarinos de la clase Delta IV siguen desempeñando un papel crucial en la estrategia de disuasión nuclear de la Flota del Norte.
En julio de 2024, durante las festividades del Día de la Armada rusa, se confirmó que el K-18 Karelia, otro submarino de clase Delta IV, se encuentra actualmente en mantenimiento en el centro de reparación de barcos de Zvezdochka en preparación para una nueva puesta en servicio. Las autoridades navales esperan que las pruebas en el mar comiencen en 2025, lo que extenderá la vida operativa del barco al menos otra década.
Si bien los submarinos de clase Delta IV permanecen activos, Rusia está eliminando gradualmente sus submarinos de clase Akula, y el último se retirará en febrero de 2023. En diciembre de 2024, la Armada añadió el K-564 Arkhangelsk, un submarino de ataque nuclear de clase Yasen-M (Proyecto 885M) construido por el astillero Sevmash. Esta nueva incorporación es la cuarta de su clase y la segunda asignada a la Flota del Norte, fortaleciendo las capacidades de la Armada con ahora cuatro submarinos Yasen-M repartidos entre las Flotas del Norte y del Pacífico.
Paralelamente a estos avances, Admiralty Shipyards está promoviendo la modernización de la flota rusa de submarinos de propulsión convencional. En diciembre de 2022, botaron el Velikiye Luki, un submarino diésel-eléctrico de la clase Lada modificada (Proyecto 677), que representa la cuarta generación rusa de submarinos convencionales diseñados para operaciones costeras, protección de rutas marítimas y reconocimiento.
Además, en julio de 2022 se presentó el K-329 Belgorod, un gran submarino de propulsión nuclear destinado a proyectos especiales. Aunque los objetivos específicos de este barco siguen siendo secretos, los analistas sugieren que participa en operaciones de inteligencia submarina y pruebas del sistema autónomo Poseidon.
La expansión de las capacidades de los submarinos rusos también está influenciada por una creciente asociación militar y tecnológica con China. En agosto de 2025, unidades submarinas de ambos países realizaron su primera patrulla conjunta en el Océano Pacífico, luego del ejercicio naval Joint Sea 2025 en el Mar de Japón. Esta operación incluyó el submarino ruso clase Kilo II RFS Volkhov (B-603) junto con un submarino chino, lo que marca un paso importante en la profundización de la interoperabilidad operativa entre las dos naciones.
Además, la relación bilateral se extiende a la cooperación energética: el director general de la empresa estatal rusa Rosatom, Alexey Likhachev, anunció que Rusia está ayudando activamente a China a superar a los Estados Unidos en energía nuclear. Rusia ha construido cuatro reactores nucleares en China y tiene planes para proyectos adicionales que utilicen la tecnología de ciclo cerrado de combustible de Rusia.
El reciente lanzamiento de misiles desde Bryansk refuerza el mantenimiento por parte de la Armada rusa de una tríada nuclear en pleno funcionamiento, capaz de dar una respuesta en plataformas terrestres, aéreas y marítimas. Esta capacidad, además del progreso continuo en la modernización naval y las asociaciones estratégicas con China, fortalece la posición de Rusia como potencia nuclear comprometida con la disuasión al tiempo que aumenta su influencia global.



