Nicolas Sarkozy, ex presidente de Francia, fue liberado de la prisión de La Santé en París después de veinte días de prisión preventiva. La decisión del Tribunal de Apelación de París, adoptada el 10 de noviembre, colocó al ex jefe de Estado bajo supervisión judicial y le prohibió contactar con varias personas, entre ellas el Guardián de los Sellos, Gérald Darmanin. La prohibición se produce tras una controvertida reunión entre ambos, que provocó duras críticas por parte de los magistrados, por temor a un ataque a la independencia del poder judicial.
Sarkozy, cuyo encarcelamiento para un ex presidente no tiene precedentes en la historia de la República Francesa y de la Unión Europea, fue condenado a cinco años de prisión el 25 de septiembre, en relación con la cuestión de la financiación libia de su campaña presidencial de 2007. Fue declarado culpable de permitir que sus asociados solicitaran financiación secreta de la Libia de Muammar Gaddafi. Aunque apeló esta condena, los jueces consideran justificada la decisión de dictar una orden que acompañó su detención por la “excepcional gravedad” de los hechos.
Durante la audiencia para pedir su liberación, Sarkozy describió su detención como particularmente difícil y rindió homenaje al personal penitenciario por su humanidad. Expresó su sorpresa por haber sido encarcelado a la edad de 70 años y dijo que era una «pesadilla» de la que no podía imaginar ser víctima. Sus abogados pidieron inmediatamente su liberación tras su detención, pero la gravedad de los cargos formulados contra él y el riesgo de presión sobre los testigos justificaron su detención inicial.
Mientras tanto, Sarkozy ha sido puesto en régimen de aislamiento en prisión debido a “su estatus” y las “amenazas que enfrenta”. Dos agentes de seguridad fueron asignados a una celda cercana para garantizar su protección.
En este caso, las reglas para la liberación de Sarkozy fueron examinadas de manera diferente a las reglas que llevaron a su orden judicial. El Tribunal de Apelaciones evaluó la situación teniendo en cuenta los criterios de la prisión preventiva y determinó que la continuación de la detención sólo se justifica si es el “único medio” para proteger las pruebas o evitar la filtración.
En cuanto a los demás condenados por este caso, el Tribunal de Apelación ya ha puesto en libertad bajo supervisión judicial al ex banquero Wahib Nacer, mientras mantiene detenido al intermediario Alexandre Djouhri, que ofrece garantías «particularmente débiles» ante el riesgo de fuga.
El juicio de apelación de Sarkozy se espera para marzo y, aunque aún no se han confirmado las fechas exactas, se perfila como un acontecimiento importante en el panorama político y legal francés. La atención prestada al juicio parece ser alta, especialmente después de las controversias que rodearon el caso y las interacciones de Sarkozy con figuras estatales durante su detención.



