Los sindicatos en Francia aumentan la presión sobre el recién nombrado primer ministro Sébastien Lecornu con huelgas coordinadas el jueves. El movimiento de los trabajadores quiere convencer al primer ministro de reconsiderar los recortes en el presupuesto e introducir un nuevo impuesto sobre la riqueza que se centre en las personas más ricas del país.
Estos ataques siguen importantes manifestaciones el 18 de septiembre, que se organizaron en contraste con la política fiscal y desempeñaron un papel sustancial en la renuncia del predecesor de Lecornu, François Bayrou. Lecornu fue elegido el 9 de septiembre y aún tiene que anunciar su gobierno, lo que hace que el momento de las huelgas sea particularmente impactante, porque los sindicatos insisten en el cambio bajo la nueva administración.
La demanda de impuestos y justicia social ha movilizado una parte considerable de la población francesa. Las manifestaciones anteriores atrajeron entre 500,000 y 1 millón de participantes, según las estimaciones de la policía y los sindicatos. Aurelie Gagnier, la secretaria del General de la Unión de Educación FSU-SNUIPP, enfatizó los sentimientos que se comparten entre los empleados: «Los empleados que satisfacen apoyan la necesidad de más derecho fiscal y justicia social y reconocen la necesidad de un presupuesto que aborde las necesidades de las escuelas».
En un intento por abordar el aumento de las tensiones sociales, Lecornu está planeado para conocer a los líderes socialistas el viernes. Las discusiones están después de su rechazo de una propuesta para imponer un impuesto del 2 por ciento sobre el 0.01 por ciento más rico de Francia, una decisión que ha recibido críticas de diferentes sectores, en particular los sindicatos.
Como su responsabilidad principal, Lecornu tiene la tarea de formular el presupuesto de Francia antes de 2026, un esfuerzo crucial para su nueva administración. El primer ministro es visto como un aliado estrecho del presidente Emmanuel Macron, y ha indicado un déficit presupuestario específico de aproximadamente el 4.7 por ciento del PIB para 2026, una mejora en el 5.4 por ciento esperado para el año en curso.
Con Lecornu listo para dar su discurso inaugural en el Parlamento la próxima semana, la presión de los sindicatos probablemente desempeñará un papel crucial en la configuración de las discusiones sobre la política fiscal y la justicia social, mientras que Francia navega por sus desafíos económicos bajo un nuevo liderazgo.