Una investigación de la Universidad de Curtin ha dado la alarma sobre la inminente invasión de sapos de caña invasores en la región de Pilbara, en Australia Occidental, que se espera que ocurra dentro de los próximos 10 a 20 años. Los hallazgos indican que si no se implementan estrategias de contención, estos anfibios venenosos podrían extenderse por hasta el 75% de Pilbara en las próximas tres décadas, lo que representa una amenaza significativa para la biodiversidad local, incluidas alrededor de 25 especies nativas que enfrentan posibles disminuciones de población.
Este extenso estudio, publicado en Informes científicosdestaca las terribles consecuencias para la vida silvestre nativa, con nueve especies de mamíferos y reptiles probablemente clasificadas como amenazadas, y el ya vulnerable murciélago fantasma en mayor riesgo si los sapos de caña no se manejan de manera efectiva. Las especies destacadas incluyen el quoll norteño, el murciélago fantasma y el kaluta, junto con varias especies de serpientes, eslizones de lengua azul y goannas.
La Dra. Judy Dunlop, autora principal e investigadora de la Facultad de Ciencias Biológicas y Moleculares de Curtin, señaló que las fuentes de agua permanentes de la región de Pilbara la convierten en un entorno atractivo para la invasión del sapo de caña. Señaló que los anfibios ya han causado estragos en la vida silvestre local en la región australiana de Kimberley y se están acercando a un área naturalmente árida al sur de Broome, donde su principal fuente de agua serán los abrevaderos para el ganado.
«Si estos puntos son presas, los sapos los utilizarán como trampolines para navegar por la zona desértica», explicó el Dr. Dunlop. Sugirió que simples cambios para hacer que estos puntos de agua sean inaccesibles para los sapos serían cruciales para detener su avance.
El coautor, el profesor Ben Phillips, se hizo eco de estas preocupaciones y destacó la necesidad urgente de una «zona de contención de sapos» para restringir su movimiento. Propuso la creación de una zona de contención de 150 kilómetros que limitaría el acceso de los sapos a fuentes artificiales de agua, similar a los cortafuegos utilizados en el manejo de incendios forestales. “Esta estrategia podría prevenir las invasiones de sapos e incluso ayudar a reducirlas”, afirmó.
El profesor Phillips también destacó la importancia cultural de las especies nativas en peligro de extinción. La disminución de estas especies, especialmente la goanna y el eslizón lengua azul, tendría profundas consecuencias para los custodios tradicionales locales, que consideran que estos animales son esenciales para la alimentación y las prácticas tradicionales.
En conclusión, los investigadores han destacado la necesidad urgente de tomar medidas inmediatas para frenar a los invasores sapos de caña y proteger la biodiversidad única de la región de Pilbara, salvaguardando al mismo tiempo el patrimonio cultural de los pueblos indígenas.



