Los microorganismos forman redes eléctricas vivas para reducir las emisiones de metano del océano, la investigación revela la investigación


Un equipo de investigación internacional, principalmente del USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences, ha hecho un descubrimiento innovador sobre cómo ciertos microorganismos reducen las emisiones de metano del fondo del océano. El metano, un poderoso gas de efecto invernadero, a menudo se escapa a la atmósfera y contribuye considerablemente al cambio climático. Los nuevos hallazgos sugieren que estos microorganismos funcionan juntos como una red eléctrica para filtrar parte de este gas antes de que pueda escapar.

El estudio, publicado en la revista La ciencia está progresandoHaga hincapié en una relación simbiótica única entre dos tipos diferentes de microbios: el metanótrofo anaeróbico Archaea (ANME) y las bacterias reductoras de sulfato (SRB). Aunque ANME puede romper el metano, producen electrones que deben transferirse para continuar el proceso. Debido a que se pierden un aceptador de electrones efectivo en su entorno, el consumo de metano se detiene sin la intervención de sus parejas bacterianas, el SRB. Estas bacterias, aunque no pueden consumir metano directamente, juegan un papel crucial al aceptar los electrones que se liberan durante la degradación del metano y pueden poder canalizar en su propio metabolismo a través del sulfato.

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Con esta relación complicada, los microbios pueden formar paquetes físicamente interconectados, creando circuitos eléctricos en funcionamiento, como lo describe Moh El-Naggar, profesor de USC Dornsife y uno de los principales investigadores del estudio. El equipo de investigación utilizó técnicas electroquímicas especializadas por primera vez para medir la transferencia eléctrica en ambientes de laboratorio, con la ayuda de muestras tomadas de varios metanes marítimos, incluidas ubicaciones en el mar Mediterráneo, la cuenca de Guaymas y a lo largo de la costa californiana.

El autor principal Hang Yu enfatizó que estas asociaciones microbianas actúan como una defensa natural contra el suministro de metano tanto en el océano como en la atmósfera. Sus hallazgos arrojan luz sobre los mecanismos evolutivos que han adaptado la vida para consumir gases de efecto invernadero, incluso en entornos extremos.

Los investigadores afirman que este descubrimiento no solo mejora nuestra comprensión de las interacciones microbianas, sino que también señala cómo tales actividades pueden influir en los sistemas ecológicos más amplios de la Tierra. La coautora Victoria Orphan señaló el refinamiento con el que los microbios colaboran, que son procesos importantes en una escala planetaria, incluso en los lugares más remotos.

La investigación subraya casi una década de esfuerzos multidisciplinarios y muestra la importancia de la persistencia y la cooperación en la investigación científica. Este trabajo revela mucho sobre los ecosistemas microbianos que juegan un papel crucial en la regulación de los gases de efecto invernadero y enfatiza la necesidad de una mayor investigación en esta área.

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