Los líderes de la Unión Europea se reunieron en Bruselas y ordenaron al poder ejecutivo del bloque que diseñara estrategias para abordar las críticas necesidades económicas y militares de Ucrania durante los próximos dos años. A pesar de las discusiones sobre posibles soluciones financieras, los líderes no lograron llegar a un consenso sobre el uso de activos rusos congelados para satisfacer estas necesidades.
Bélgica, que posee la mayoría de estos activos congelados, expresó sus dudas sobre la aprobación de una propuesta que utilizaría estos fondos como garantía para un préstamo sustancial a Ucrania. Los funcionarios belgas subrayaron la necesidad de garantías adicionales antes de comprometerse con tal plan. Cualquier propuesta de la Comisión Europea será reevaluada en diciembre.
En una declaración formal emitida en la cumbre, los líderes de la UE se comprometieron a abordar las necesidades presupuestarias de Ucrania para el período 2026-2027, centrándose en el gasto militar y de defensa. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, subrayó la urgencia de obtener apoyo financiero y enfatizó la necesidad de una financiación oportuna, con la esperanza de que la ayuda esté disponible a principios de 2026.
El presupuesto y las necesidades militares estimados de Ucrania para los próximos años son de aproximadamente 153 mil millones de dólares. La mayor parte de los activos de Rusia, valorados en unos 225.000 millones de dólares, permanecen en Bélgica, donde los funcionarios expresaron cautela sobre cualquier uso potencial de estos fondos sin garantías integrales de otros estados miembros de la UE.
El primer ministro belga, Bart De Wever, destacó la importancia de una posición unida entre los países de la UE para limitar los riesgos de represalias por parte de Rusia, y señaló que Bélgica, como nación más pequeña, podría enfrentar consecuencias significativas. Advirtió que Rusia podría responder atacando las transacciones bancarias occidentales o las empresas europeas dentro de sus fronteras.
El plan de la Comisión Europea –caracterizado como una “reparación”– propone que los países de la UE garanticen un préstamo de alrededor de 165 mil millones de dólares a Ucrania, independientemente del uso directo de los activos congelados. Kiev sólo debería reembolsar este préstamo una vez que Rusia compense la destrucción generalizada causada por el conflicto en curso. Si Moscú se niega a pagarle a Ucrania, los activos congelados no se verán afectados.
Rusia ha expresado fuertes objeciones a los planes de la UE, y el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, describió la intención como equivalente a una «confiscación ilegal» de propiedades rusas.
En respuesta, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aclaró que la estrategia no implica la incautación de activos, sino que pretende utilizar los saldos de efectivo para un préstamo a Ucrania. Confirmó que Ucrania estaría obligada a reembolsar el préstamo, siempre que Rusia cumpla con sus obligaciones de recuperación.
El primer ministro De Wever enfatizó la necesidad de un marco legal claro en torno al plan y advirtió que no hay precedentes de acciones de este tipo. Señaló que la falta de claridad jurídica generó preocupación entre varios países de la UE, incluidos los que participan en el euro, sobre las posibles consecuencias para la confianza internacional en la moneda única.
El Primer Ministro de Luxemburgo, Luc Frieden, expresó su preocupación por la solidez jurídica de las propuestas y sugirió que se han logrado avances para garantizar que los activos no sean incautados, lo que podría plantear importantes desafíos legales.
Se espera que las discusiones resuenen más allá de la UE, ya que otros países dentro del Grupo de los Siete tienen cantidades variables de activos rusos congelados. Por ejemplo, Japón posee alrededor de 50 mil millones de dólares, mientras que Estados Unidos posee entre 8 y 9 mil millones de dólares en total, y Gran Bretaña y Canadá poseen cantidades menores. Los intereses de estos activos congelados se utilizan actualmente para respaldar un programa de préstamos del G7 para Ucrania, una función que no se verá afectada por las nuevas propuestas.



