COLUMBIA, Carolina del Sur – Un proyecto de ley actualmente ante los legisladores de Carolina del Sur tiene como objetivo imponer algunas de las restricciones más estrictas al aborto en el país, lo que desató un intenso debate entre diferentes facciones del movimiento antiaborto. Con disposiciones que podrían encarcelar a las mujeres que buscan un aborto por hasta 30 años, prohibir métodos anticonceptivos como los DIU y limitar significativamente la fertilización in vitro (FIV), la legislación está causando divisiones dentro de grupos tradicionalmente unidos contra el procedimiento.
Tal como está, el proyecto de ley sólo permitiría el aborto si la vida de la mujer está en peligro, eliminando excepciones para casos de violación e incesto dentro de las primeras doce semanas de embarazo. La ley existente prohíbe los abortos después de unas seis semanas de actividad cardíaca, a menudo antes de que muchas mujeres se den cuenta de que están embarazadas. Esta nueva propuesta va aún más allá e impone duras sanciones a las mujeres que abortan y a cualquiera que las ayude a hacerlo. Crea un panorama legal que, según advierten sus defensores, podría criminalizar una amplia gama de debates sobre la atención de la salud reproductiva.
La doctora obstetra Natalie Gregory expresó su preocupación por el impacto de dicha legislación, calificándola de “campo minado legal” que podría poner en peligro su capacidad para brindar atención integral. “Constituye una medida inconstitucional que amenaza el tejido mismo de la atención médica en nuestro estado”, alegó durante una larga audiencia pública el mes pasado. Expresó su decepción con un proyecto de ley que, según ella, desperdicia tiempo y recursos públicos.
La propuesta también ha expuesto divisiones entre los grupos antiaborto. Organizaciones como South Carolina Citizens for Life, que históricamente han estado alineadas en su postura antiaborto, anunciaron recientemente que se opondrán al proyecto de ley. Sostienen que las mujeres que buscan abortar no deberían enfrentar medidas punitivas, sino que deberían verlas como víctimas. Por el contrario, otras facciones, como Equal Protection South Carolina, argumentan que el aborto equivale a un asesinato y abogan por graves consecuencias para quienes lo implican.
Mary Ziegler, profesora de derecho de la Universidad de California en Davis, señaló que estas divisiones reflejan una nueva ola de retórica entre los defensores del antiaborto. Algunas facciones han comenzado a defender abiertamente medidas punitivas contra las mujeres, en marcado contraste con estrategias anteriores destinadas a posicionar a las propias mujeres como víctimas. Ziegler llamó a estos defensores “abolicionistas”, argumentando que su creciente influencia ha cambiado el clima político y abrió la puerta a restricciones que carecen de un apoyo público generalizado.
Mientras la Legislatura de Carolina del Sur lidia con la propuesta, su futuro sigue siendo incierto. El proyecto de ley debe pasar por un complejo proceso legislativo, comenzando con una revisión por parte del subcomité del Senado, que está programada para una segunda audiencia. Sin embargo, proyectos de ley históricamente similares de la Cámara de Representantes no han logrado avanzar, lo que plantea dudas sobre la viabilidad de esta última medida.
El líder de la mayoría del Senado, Shane Massey, enfatizó que incluso si el subcomité aprueba el proyecto de ley, no hay garantía de que avance más en el proceso legislativo. “Puedo decir esto con certeza: no sólo no ha habido ninguna decisión de llevar ese proyecto de ley al pleno, sino que no ha habido ninguna discusión sobre cómo presentarlo”, afirmó.
Con un grupo de nuevos senadores republicanos que han asumido sus cargos desde que se aprobó el último gran proyecto de ley sobre el aborto, la dinámica del Senado podría volverse cada vez más impredecible. El senador Richard Cash, una destacada voz antiaborto y patrocinador de la legislación actual, ha reconocido la necesidad de una consideración cuidadosa sobre el impacto del proyecto de ley en la anticoncepción y el asesoramiento sobre atención médica, pero no ha indicado qué cambios podrían buscarse.
A medida que se desarrollan estas deliberaciones, Carolina del Sur se encuentra en una encrucijada en el actual debate nacional en torno al aborto y los derechos reproductivos, con implicaciones significativas para el acceso de las mujeres a la atención médica.



