Los gigantes espaciales europeos unen fuerzas para competir con Starlink de SpaceX en Internet por satélite


En una colaboración monumental que podría redefinir el panorama de Internet satelital, tres de las principales empresas aeroespaciales de Europa (Airbus, Thales y Leonardo) han tomado la decisión estratégica de fusionar sus divisiones satelitales. La iniciativa, denominada internamente Proyecto Bromo, representa el principal esfuerzo de Europa para competir con el rápido crecimiento de Starlink de SpaceX, que ha desplegado con éxito más de 10.000 satélites en órbita terrestre baja.

Starlink alcanzó recientemente un hito: más de 8.700 satélites están actualmente operativos y más de 7.400 brindan cobertura confiable de Internet en todo el mundo. El sistema de Internet satelital, que inicialmente fue visto con escepticismo, se ha transformado en un mecanismo de comunicaciones vital que brinda servicios de Internet a áreas devastadas por la guerra, comunidades remotas y regiones afectadas por desastres naturales. Esto fue especialmente evidente en Ucrania, donde Starlink ha desempeñado un papel clave en el apoyo a escuelas, hospitales y logística militar desde el inicio de la invasión de 2022.

Para Europa, que históricamente se ha quedado atrás en tecnología satelital, las implicaciones de esta fusión son profundas. Anteriormente, el continente ha invertido mucho en varias iniciativas satelitales fragmentadas, como Govsatcom, IRIS² y la fusión Eutelsat-OneWeb. Sin embargo, ninguno de estos esfuerzos ha logrado la escala o la independencia necesarias que muchos líderes europeos consideran esencial. A diferencia de sus predecesores, el Proyecto Bromo busca consolidar recursos y experiencia en un marco único, con el objetivo explícito de establecer una constelación de satélites competitiva.

Según se informa, el modelo Proyecto Bromo está inspirado en la estructura del Grupo Airbus, que enfatiza la propiedad compartida y la inversión conjunta, manteniendo al mismo tiempo el diseño y la producción centralizados. La ambición es crear una flota de satélites de banda ancha que pueda desafiar no solo la cantidad, sino también el rendimiento, la seguridad y la resistencia de la oferta de Starlink. Con un mercado mundial de banda ancha satelital que se espera que tenga un valor de 17 mil millones de dólares para 2030 y una dependencia cada vez mayor de la infraestructura espacial para la coordinación civil y militar, el proyecto marca un cambio de una rivalidad puramente comercial a una estrategia geopolítica más amplia.

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Aunque los detalles sobre el Proyecto Bromo siguen siendo secretos, los conocedores indican que las empresas están trabajando juntas en un plan de implementación por fases. Se espera que los primeros satélites utilicen las capacidades de lanzamiento europeas existentes, incluidos el Ariane 6 y los cohetes Vega C más pequeños. Además, la iniciativa está en consonancia con el proyecto HydRON de la Agencia Espacial Europea, que prevé una constelación de satélites acoplados por láser que pueden ofrecer velocidades de hasta 1 terabit por segundo. Sin embargo, HydRON todavía se encuentra en investigación y desarrollo; El Proyecto Bromo, por otro lado, pretende producir hardware en los próximos tres años.

La urgencia de que Europa desarrolle una constelación de satélites independiente ha aumentado la conciencia. Un momento notable llegó cuando el Ministro de Transformación Digital de Ucrania, Mychailo Fedorov, agradeció públicamente a Elon Musk por proporcionar terminales Starlink poco después del avance ruso sobre Kiev a principios de 2022. Desde entonces, se han desplegado más de 50.000 terminales en Ucrania, lo que ha permitido comunicaciones críticas, focalización en tiempo real y operaciones remotas con drones.

La dependencia de una empresa estadounidense para las comunicaciones de guerra ha puesto de relieve las crecientes preocupaciones entre los funcionarios de defensa europeos sobre sus propias capacidades en tecnologías estratégicas. Mientras Estados Unidos avanza con SpaceX y el proyecto Kuiper de Amazon, y China desarrolla sus propias constelaciones de satélites, Europa, a pesar de tener una industria aeroespacial líder, hasta ahora ha carecido de un competidor coherente.

En términos económicos, los intereses han aumentado dramáticamente. El rápido calendario de lanzamientos de SpaceX (que a menudo realiza varias misiones por semana) plantea un riesgo significativo para Europa, que podría quedarse permanentemente atrás en la carrera por Internet satelital. Análisis recientes indican que Starlink ha mantenido una frecuencia de lanzamiento confiable, minimizó las fallas y evolucionó sus diseños de satélites a lo largo de generaciones sucesivas. Los últimos satélites ópticos y Gen2 Mini cuentan con tecnologías avanzadas como láseres entre satélites, prevención autónoma de colisiones y protocolos de enrutamiento mejorados, todas capacidades que el Proyecto Bromo pretende igualar o superar.

La evolución de la historia de una nueva carrera espacial ahora incluye algo más que logros de alto perfil como misiones a la luna o la exploración de Marte; la atención se ha desplazado hacia el sector inmobiliario orbital. A medida que la órbita terrestre baja se vuelve cada vez más poblada, aumentan los riesgos asociados con interrupciones accidentales o intencionales. Los satélites ya no son meras herramientas tecnológicas; se han convertido en activos estratégicos esenciales.

Las autoridades europeas ya han destacado la ciberseguridad y la resiliencia operativa como principales prioridades para la próxima constelación de satélites. Varios Estados miembros, en particular Francia y Alemania, piden cifrado avanzado, medidas de redundancia y cobertura soberana de las estaciones terrestres. A medida que continúan las discusiones sobre los mecanismos de financiación (que probablemente involucrarán una combinación de subvenciones de la UE, contribuciones nacionales e inversión privada), se vuelve clara la necesidad de equilibrar el desarrollo rápido con la autonomía estratégica.

El lado positivo es que la base industrial pertinente está bien preparada. Empresas como Thales Alenia Space, Leonardo’s Telespazio y Airbus Defence and Space aportan décadas de experiencia en la construcción de satélites para diversas aplicaciones, desde la observación de la Tierra hasta la seguridad de las comunicaciones militares. Lo que ha faltado hasta ahora es un sentido colectivo de urgencia junto con un marco operativo uniforme.

Se espera que los detalles del Proyecto Bromo cristalicen aún más en los próximos meses, y se esperan noticias sobre el liderazgo, las instalaciones y los contratos de diseño inicial. Mientras tanto, Starlink está preparado para ampliar aún más su constelación Gen3 y ampliar sus servicios de telefonía móvil por satélite, que ya se encuentran en fases de prueba en partes de América del Norte y Europa.



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