Cuando el objeto ahora denominado 3I/ATLAS fue visto por primera vez cruzando el sistema solar a principios de este año, los astrónomos inicialmente lo categorizaron como un tipo familiar de visitante cósmico: un cometa. Como es típico de estos viajeros interestelares, parecía helado y polvoriento, lo que indica que había sido arrojado a nuestro entorno solar desde las profundidades del espacio. Sin embargo, análisis posteriores han arrojado serias dudas sobre esta clasificación.
3I/ATLAS mostró movimientos similares a los de otros exploradores interestelares, como el notable ʻOumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Se acercó desde fuera del Sistema Solar a una velocidad notable y mostró signos de una envoltura gaseosa, típicamente indicativa de hielo volátil que se sublima con la luz del sol. Sin embargo, la verdadera naturaleza de 3I/ATLAS dio un giro inesperado con nuevas observaciones espectroscópicas.
Utilizando espectroscopía de alta resolución obtenida desde el telescopio Keck II en Hawaii, un equipo de astrónomos ha descubierto un compuesto inesperado: el tetracarbonilo de níquel (Ni(CO)₄). Este gas organometálico es conocido por su toxicidad y volatilidad y se utiliza principalmente en procesos industriales como la metalurgia. Sin embargo, la película nunca se rodó en un entorno natural y, menos aún, en el espacio.
Según los análisis descritos en un estudio preimpreso de WB Hoogendam et al., 3I/ATLAS emite alrededor de cuatro gramos de níquel por segundo, sin ningún hierro asociado, una firma química diferente a la registrada en cualquier cometa conocido.
Normalmente, el níquel y el hierro se encuentran juntos en casi todos los cometas documentados. Un estudio de 2021 encontró que la abundancia relativa de estos metales sigue siendo constante en todos los tipos de cometas, abarcando una amplia gama de clases de orbitales.
Los datos infrarrojos recopilados por el telescopio espacial James Webb respaldan la singularidad de 3I/ATLAS y resaltan un perfil de emisión térmica característico de los compuestos volátiles. Las regiones más activas corresponden a lo que se considera la liberación de estas sustancias.
La volatilidad del tetracarbonilo de níquel le permite evaporarse con un calentamiento moderado, lo que podría arrojar luz sobre su liberación del 3I/ATLAS, especialmente a distancias relativamente cercanas del Sol. Sin embargo, la formación de esta conexión plantea una cuestión desconcertante; En la Tierra, su creación requiere condiciones industriales altamente controladas que no se conocen de forma natural en el espacio.
Una capa adicional de intriga rodea el comportamiento físico de 3I/ATLAS. A diferencia de los cometas típicos que desarrollan colas largas y luminosas que se alejan del Sol, este objeto no tiene tales características. En cambio, el material se desplaza hacia el Sol, una observación que difiere marcadamente de la física cometaria tradicional. El material emitido incluye principalmente dióxido de carbono, vapor de agua y trazas de cianuro y níquel, pero carece notablemente de hierro.
El astrofísico de Harvard Avi Loeb comentó estos datos inusuales, sugiriendo que se parecen más a objetos artificiales que a formaciones naturales. Expresó su curiosidad sobre el flujo direccional de material y se preguntó por qué estaría dirigido al Sol, un fenómeno nunca visto en otros objetos interestelares.
La investigación sobre esta pluma poco ortodoxa y su composición distintiva está alimentando debates que recuerdan las controversias que rodean a ‘Oumuamua. Aunque la teoría ha sido ampliamente criticada porque podría ser artificial, las similitudes entre los dos objetos ahora están llevando a una investigación renovada y resaltando los importantes misterios que aún permanecen en el estudio de los materiales interestelares.
Del 4 al 7 de octubre, 3I/ATLAS estuvo extremadamente cerca de Marte, hasta 20 millones de kilómetros del planeta, brindando una oportunidad única de observación. El Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA, equipado con su cámara HiRISE, tenía como objetivo capturar esta entidad cósmica con una resolución excepcional. Sin embargo, un cierre inesperado del gobierno de Estados Unidos retrasó la publicación de estas imágenes, frustrando tanto el deseo de los científicos como del público de obtener información.
A medida que continúan los esfuerzos en curso para recopilar datos de varios observatorios, incluido el Keck Cosmic Web Imager (KCWI) y el Telescopio Espacial James Webb, nuevos descubrimientos prometen profundizar nuestra comprensión de 3I/ATLAS. Sorprendentemente, los datos hasta ahora indican la presencia de CN (cian) además de tetracarbonilo de níquel, que además carece del hierro esperado en los perfiles cometarios típicos.
Si se confirma el origen de estos compuestos, 3I/ATLAS podría convertirse en el primer cuerpo celeste que produzca un compuesto metálico fabricado por el hombre. Este descubrimiento podría extender sus implicaciones a varias áreas científicas, desde la astroquímica hasta la formación planetaria, e incluso podría estimular nuevas discusiones en torno a la búsqueda de tecnologías extraterrestres.
Aunque los investigadores de hoy todavía se basan en explicaciones naturales convencionales, la desconcertante ausencia de hierro y la detección de un compuesto industrial han provocado importantes investigaciones sobre la compleja naturaleza de los objetos interestelares.