Las tensiones están aumentando entre Ucrania y sus aliados por un plan de 28 puntos propuesto recientemente para abordar el conflicto en curso con Rusia. Cuando surgieron por primera vez los detalles de la propuesta, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky expresó serias preocupaciones y describió la situación como uno de los momentos más desafiantes en la historia de Ucrania. También dijo que Estados Unidos está presionando a Ucrania para que acepte la propuesta. Por el contrario, el presidente ruso, Vladimir Putin, señaló que el plan podría servir como “base” para posibles acuerdos.
El expresidente estadounidense Donald Trump inicialmente fijó como fecha límite para que Ucrania aprobara la propuesta el jueves, aunque indicó que ese plazo podría ampliarse si las discusiones diplomáticas continúan mostrando avances. Las figuras clave en las discusiones incluyen a los senadores Marco Rubio y Witkoff, quienes participarán en una reunión crucial en Ginebra este domingo, junto con funcionarios de seguridad de Gran Bretaña, Francia y Alemania, además de representantes de Ucrania.
Si bien algunos detalles del plan parecen tener mérito, los aliados de Ucrania han adoptado una postura unida en su contra. En la cumbre del G20 en Sudáfrica, una declaración conjunta de líderes de varios países –incluidos Canadá, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, España, Gran Bretaña, Alemania y Noruega– expresó su preocupación de que el plan dejaría a Ucrania vulnerable a nuevos ataques. La declaración reconocía que si bien el plan contenía elementos esenciales para lograr una paz justa y duradera, requería un mayor perfeccionamiento, especialmente en lo que respecta a posibles cambios en las fronteras y limitaciones a las capacidades militares de Ucrania.
El presidente francés, Emmanuel Macron, subrayó que la propuesta no puede ser una iniciativa únicamente estadounidense, destacando que cualquier acuerdo debe garantizar la seguridad de todos los países europeos. Asimismo, el canciller alemán, Friedrich Merz, advirtió que aún está lejos una solución satisfactoria para todas las partes involucradas. El primer ministro británico, Sir Keir Starmer, también mantuvo conversaciones con Zelensky y Trump y proporcionó actualizaciones sobre las deliberaciones europeas en torno al plan.
El telón de fondo de estas discusiones es la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, que comenzó en febrero de 2022. Este conflicto ha aumentado significativamente la dependencia de Ucrania del armamento de fabricación estadounidense.
Tal como está estructurado actualmente, el plan requeriría la retirada de las fuerzas ucranianas de las áreas de la región oriental de Donetsk actualmente bajo su control, fortaleciendo aún más el control ruso sobre Donetsk, la vecina región de Luhansk y Crimea, que Rusia anexó en 2014. Además, la propuesta exige congelar las fronteras de las regiones parcialmente ocupadas del sur de Ucrania, Kherson y Zaporizhia, a lo largo de las líneas de batalla existentes.
El plan garantiza a Kiev “garantías de seguridad fiables”, aunque los detalles de estas medidas no se hacen públicos. Espera que Rusia se abstenga de invadir países vecinos y que la OTAN impida una mayor expansión.
En un acontecimiento importante, Zelensky nombró el sábado a Andriy Yermak, su jefe de oficina, para liderar el equipo negociador ucraniano para cualquier próxima conversación de paz. El presidente expresó confianza en la capacidad de su equipo para defender los intereses nacionales de Ucrania y expresó su compromiso de evitar nuevas agresiones por parte de Rusia. Enfatizó la importancia de las negociaciones en curso en su declaración en video compartida en las redes sociales.



