Líderes militares retirados condenan el uso de la Guardia Nacional por parte de Trump en Chicago


En un desafío perentorio a la decisión del presidente Donald Trump de desplegar la Guardia Nacional en Chicago, nueve líderes militares nacionales retirados, incluidas figuras influyentes de Luisiana, han instado a la Corte Suprema a detener el despliegue. Su escrito conjunto como amigo de la corte critica las acciones de Trump como una violación de la antigua Ley Posse Comitatus, que generalmente prohíbe el uso de fuerzas militares para hacer cumplir la ley nacional sin la solicitud de un gobernador, excepto en circunstancias muy limitadas.

Entre los firmantes destacados se encuentran Sean O’Keefe, exsecretario de la Marina y canciller de LSU, y Thad Allen, excomandante de la Guardia Costera, quienes sirvieron bajo administraciones republicanas. O’Keefe y Allen, junto con sus colegas, no sólo presentaron argumentos legales, sino que también proporcionaron una justificación filosófica más profunda para los principios subyacentes a la Ley Posse Comitatus. Hicieron hincapié en que la ley tiene como objetivo impedir que los militares interfieran en los asuntos civiles y proteger los derechos constitucionales.

Los jefes militares retirados argumentan que la justificación de Trump para desplegar tropas contra lo que él llama «crimen común» y posibles protestas no refleja las terribles circunstancias bajo las cuales se justifica la fuerza militar, como insurrecciones armadas o desastres naturales. Reflexionan sobre un contexto histórico en el que los conservadores tradicionalmente consideraban que la Ley Posse Comitatus era crucial contra posibles abusos de poder federal, especialmente bajo gobiernos liberales.

En particular, indican un cambio entre los republicanos contemporáneos que ahora apoyan respuestas militarizadas a las amenazas percibidas desde la izquierda, lo que sugiere que sus principios pueden ser estratégicos en lugar de estar arraigados en una ideología consistente. Los líderes sostienen que el verdadero conservadurismo debe adherirse a estos principios, independientemente de quién ocupe la Casa Blanca.

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Además, la misión subraya las implicaciones prácticas de utilizar personal militar para hacer cumplir la ley. Afirma que tales despliegues distraen a las tropas de sus misiones principales, comprometen la moral de las tropas y plantean riesgos para la seguridad pública. Los jefes destacan la falta de capacitación adecuada para los miembros de la Guardia Nacional en servicio activo en operaciones policiales, citando los peligros potenciales que plantea la falta de familiaridad con las técnicas de reducción de tensiones y las investigaciones criminales.

Los líderes militares retirados advierten que utilizar al ejército en cuestiones internas corre el riesgo de politizar a las fuerzas armadas y socavar su relación con la población. Destacan que las protestas pacíficas, que están protegidas constitucionalmente, no deben enfrentarse a intimidación militar.

Mientras la nación lidia con las implicaciones de la aplicación de la ley militarizada, los líderes militares nacionales retirados han brindado un poderoso recordatorio de que los principios fundamentales de gobernanza y derechos civiles deben guiar el uso del poder militar en los Estados Unidos, independientemente del clima político actual. Su llamado a la adhesión a las normas establecidas es una crítica crucial al actual apoyo republicano a las acciones de Trump, considerándolo una desviación preocupante de sus valores históricos.



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