En una convincente exploración de la dinámica social, la psicóloga del desarrollo Nina Chmielowice-Szymanski revela que la importancia de la popularidad se extiende hasta la edad adulta temprana, una etapa que a menudo se considera menos centrada en el estatus social que la niñez y la adolescencia. Esta afirmación forma la base de su doctorado. disertación, que presentará en la Universidad de Radboud el 6 de noviembre.
La investigación de Chmielowice-Szymanski se centra en adultos jóvenes de entre 18 y 25 años y sus interacciones dentro de grupos de pares, como aquellos en entornos educativos o clubes deportivos. Contrariamente a algunas perspectivas académicas dominantes que restan importancia al papel de la popularidad en este rango de edad, sus hallazgos sugieren que tanto el deseo de popularidad como la necesidad de agradar son fuerzas impulsoras profundas en el comportamiento social de los adultos jóvenes.
La investigación distingue entre los conceptos de ser popular y agradar. La popularidad se refiere al estatus de un individuo dentro de un grupo, mientras que agradar se refiere a las relaciones interpersonales. A través de su investigación, Chmielowice-Szymanski descubrió que los adultos jóvenes a menudo priorizan agradar, especialmente en las relaciones personales. Sin embargo, en entornos competitivos como el laboral o el deportivo, la búsqueda de popularidad parece primar.
La etapa de la juventud, marcada por nuevas libertades e importantes elecciones de vida, se caracteriza por un fuerte deseo de integrarse con sus pares. Esta necesidad de conexión y validación puede estar relacionada con las experiencias que los adultos jóvenes buscan en su entorno social, como el trabajo o el estudio, lo que se evidencia en un mayor enfoque en la adaptación.
Utilizando datos del Estudio Longitudinal de Nijmegen, que sigue a individuos desde la niñez hasta la edad adulta, Chmielowice-Szymanski recopiló ideas de participantes de 24 y 25 años. Durante sesiones de video que involucraban juegos grupales que variaban en elementos competitivos y cooperativos, el investigador evaluó el comportamiento en varias dimensiones, incluido el liderazgo y el compromiso social.
Aunque el estudio no establece definitivamente un vínculo causal entre la popularidad de los niños y el comportamiento social de los adultos, Chmielowice-Szymanski observó patrones observables. Aquellos que fueron populares durante la niñez tendieron a exhibir un comportamiento más prosocial en la edad adulta, como amabilidad e inclusión en las conversaciones. Curiosamente, los individuos que eran populares en la adolescencia exhibieron un comportamiento dominante tanto prosocial como coercitivo, lo que indica una relación compleja con la dinámica social a medida que crecen.
Estas observaciones implican que los patrones de comportamiento en situaciones grupales permanecen relativamente estables a lo largo del tiempo. Se necesitan más investigaciones para explorar las implicaciones de estos hallazgos en el bienestar general. La investigadora anima a sus compañeros a profundizar en cómo la popularidad del grupo interactúa con otras conexiones sociales, como las que tienen con familiares y amigos. Esta investigación podría proporcionar información sobre el bienestar de las personas, independientemente de su estatus de popularidad, y reafirmar que la realización no está exclusivamente vinculada al estatus social.
                


