Las investigaciones muestran que la modificación genética mejora la tolerancia al frío en los tomates al aumentar los niveles de esteroles glicosilados, lo que conduce a una mejor estabilidad de la membrana y una mejor respuesta al estrés.


Un estudio reciente publicado en Fisiología vegetal ha revelado conocimientos prometedores sobre la mejora de la tolerancia al frío de los tomates (Solanum lycopersicum). La investigación indica que aumentar los niveles de esteroles glicosilados en las plantas de tomate mejora significativamente su capacidad para soportar temperaturas más frías. Estos esteroles desempeñan un papel crucial en la estabilización de las membranas celulares y la activación de vías de señalización hormonal esenciales para las respuestas al estrés.

La investigación ha sido llevada a cabo por un equipo de profesores de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona y del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG), liderado por Albert Ferrer y Teresa Altafella. Sus hallazgos contribuyen al objetivo de desarrollar variedades de tomate más resistentes que puedan prosperar en climas más fríos, lo que ha sido un desafío debido a los orígenes tropicales del tomate.

Los tomates son particularmente vulnerables al clima frío, con temperaturas óptimas de crecimiento que oscilan entre 20 y 28°C. La exposición a temperaturas inferiores a 10-12°C puede dificultar su desarrollo. Investigaciones anteriores sobre la resistencia al frío se han centrado en gran medida en plantas donde los esteroles glicosilados se encuentran en cantidades más pequeñas. Por el contrario, los tomates y otros miembros de la familia de las solanáceas contienen principalmente esteroles glicosilados en sus membranas. Este estudio muestra que estos esteroles actúan como sensores vitales para el estrés por frío, iniciando respuestas protectoras en las plantas.

Destacando la importancia de estos hallazgos, el profesor Altafella dijo: «Descubrimos que los esteroles glicosilados no sólo protegen la membrana, sino que también activan una respuesta molecular completa que prepara a la planta para resistir el frío». Los tomates genéticamente modificados mostraron una respuesta temprana al estrés por frío y mostraron una mayor activación de enzimas antioxidantes y genes de defensa contra el estrés, cruciales para lidiar con el estrés abiótico. Además, el estudio destacó que la estrategia empleada no impacta negativamente el crecimiento general de las plantas, lo que indica un avance potencial en la biotecnología para mejoras agrícolas.

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Esta investigación marca un avance crucial en la producción de tomates y allana el camino para variedades mejoradas que mantienen la productividad a pesar de las condiciones ambientales más frías.



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