Esta semana se desarrollará en la Corte Suprema una importante batalla legal sobre la Ley de Derecho al Voto, centrándose en una disposición clave destinada a proteger a las minorías raciales. El caso proviene de Luisiana, donde el estado y la administración Trump argumentarán en contra de la existencia de un segundo distrito electoral de mayoría negra. Buscan cuestionar la capacidad de considerar la raza en las prácticas de redistribución de distritos, argumentando que la creación de distritos basada en la raza contradice los principios constitucionales.
La Fiscal General de Luisiana, Elizabeth Murrill, ha adoptado una postura firme contra la redistribución de distritos basada en la raza, alegando que socava la Constitución. La controversia coincide con un cambio nacional más amplio en la redistribución de distritos del Congreso, provocado por el llamado del ex presidente Trump a los estados liderados por los republicanos a volver a trazar las líneas distritales para fortalecer el control del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, una dinámica que podría extenderse a varios distritos legislativos si el tribunal respalda la posición que apoyaría Luisiana.
La Corte Suprema, ahora dominada por jueces conservadores, ha mostrado anteriormente su voluntad de reevaluar elementos de la Ley de Derecho al Voto. El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, en particular, ha desempeñado un papel central en estas discusiones, lo que refleja una ambivalencia histórica hacia la acción afirmativa y las políticas con conciencia racial. En desacuerdo, Roberts ha expresado su descontento con la división de los ciudadanos por raza y ha declarado que la acción legislativa debe reflejar las condiciones nacionales contemporáneas, premisa que desarrolló en un fallo de 2013 que efectivamente desmanteló partes de la Ley de Derecho al Voto.
En el centro de esta disputa legal actual se encuentra la Sección 2 de la Ley de Derecho al Voto, que exige que cualquier impugnación muestre evidencia de la polarización racial en curso y la incapacidad de los grupos minoritarios para elegir candidatos de su elección. Los defensores de retener el distrito de mayoría negra argumentan que la raza continúa influyendo significativamente en los patrones de votación en Luisiana y otros lugares.
Este choque legal fue catalizado después de que grupos de derechos civiles desafiaron con éxito el mapa inicial del Congreso del estado, que designaba solo un distrito de mayoría negra, en medio de una realidad demográfica en la que un tercio de la población del estado se identifica como negra. Después de un fallo de la Corte Suprema en un caso similar en Alabama, Luisiana se vio obligada a volver a dibujar sus mapas, pero el distrito recién creado ha generado controversia, y sus opositores afirman que la raza fue el factor principal en su construcción.
La Corte Suprema ha solicitado argumentos adicionales sobre si la creación intencionada en Luisiana de un segundo distrito de mayoría y minoría viola las Enmiendas Decimocuarta o Decimoquinta, ambas destinadas a garantizar la igualdad política y proteger contra la discriminación racial después de la Guerra Civil. La Ley de Derecho al Voto de 1965 surgió como piedra angular de la legislación sobre derechos civiles destinada a eliminar las barreras sistémicas al voto de los estadounidenses negros, especialmente en los antiguos estados confederados.
La solicitud de nuevos alegatos no es típica a nivel de la Corte Suprema y puede presagiar cambios significativos en las interpretaciones legales. Históricamente, este tipo de situaciones han dado lugar a sentencias históricas, como lo demuestra el caso Citizens United de 2010, que cambió radicalmente el panorama del financiamiento de campañas.
Los expertos sugieren que el resultado del caso de Luisiana podría reducir significativamente el papel de los tribunales en la supervisión de los procesos de redistribución de distritos, especialmente si los jueces deciden que los tribunales pueden intervenir sólo cuando hay discriminación intencional. Esto daría a los legisladores estatales más libertad para trazar distritos, lo que potencialmente haría que los votantes minoritarios fueran aún más vulnerables a la privación de sus derechos.
En esta historia en curso, figuras notables como la representante Cleo Fields emergen como recordatorios conmovedores de lo que está en juego. Fields ocupó anteriormente el cargo en un estado marcado por complicadas historias raciales y controversias sobre manipulación. Destaca la naturaleza crítica de la Ley de Derecho al Voto y afirma que sin distritos de mayoría y minoría, la representación de los habitantes negros de Luisiana flaquearía.
Tal como lo considera la Corte Suprema, las implicaciones de su fallo podrían resonar mucho más allá de Luisiana, impactando las tácticas de redistribución de distritos y la protección de los derechos civiles en todo el país.