Cada octubre, las personas que organizan reuniones internacionales entre Europa y Estados Unidos pueden pasar una semana perplejas, preguntándose si han perdido una llamada programada o por qué reciben llamadas a horas inusualmente tempranas. Esta confusión ocurre durante la transición anual del horario de verano al horario estándar, un período en el que estas regiones están temporalmente desincronizadas debido a diferentes fechas para los cambios de reloj.
En las regiones que observan el horario de verano, los relojes se adelantan una hora cada primavera para maximizar la luz del día durante los días más largos de verano. En otoño, los relojes “retroceden” para volver a la hora estándar. Sin embargo, el momento de estos cambios varía. En Gran Bretaña y gran parte de Europa, el cambio se produce a las 2 de la madrugada del último domingo de octubre. En Estados Unidos y Canadá, por el contrario, los relojes se retrasan una hora a las 2 de la madrugada del primer domingo de noviembre. Esto da como resultado una breve reducción de una hora en la diferencia horaria entre lugares como Londres y Nueva York, lo que podría complicar la coordinación de las llamadas de Zoom y otras reuniones.
El concepto de horario de verano se ha propuesto durante siglos, pero no fue hasta principios del siglo XX que se convirtió en una práctica formalizada en varios países. La primera adopción en Europa se produjo durante la Primera Guerra Mundial como medio de ahorro de energía. Alemania y Austria encabezaron la ofensiva en 1916, seguida rápidamente por Gran Bretaña y otros países en tiempos de guerra. Estados Unidos y Canadá también ajustaron sus relojes en respuesta al esfuerzo bélico.
A lo largo de los años, se ha intentado sincronizar los cambios de hora en toda Europa y, desde 2002, todos los estados miembros de la Unión Europea han cambiado sus relojes los mismos días de marzo y octubre. Sin embargo, esta coordinación no se ha extendido más allá de Europa. En Estados Unidos, una ley de 1966 estableció un sistema uniforme de horario de verano en todo el país, aunque las fechas específicas para las transiciones han cambiado varias veces.
Más recientemente, en 2022, el Senado aprobó una medida para hacer permanente el horario de verano en EE. UU., pero esta propuesta no ha logrado ningún avance. Las fechas de transición actuales fueron establecidas por el Congreso en 2005. El debate sobre los méritos de estos ajustes estacionales del reloj continúa, y varios legisladores tanto en Estados Unidos como en Europa sugirieron previamente la abolición total del cambio de hora. Hasta la fecha no se ha tomado ninguna decisión final sobre estas propuestas.



