La administración Trump ha tomado medidas importantes al imponer sanciones al presidente colombiano Gustavo Petro, su familia y un miembro de su gobierno en medio de acusaciones de su participación en el tráfico mundial de drogas. La medida marca una escalada significativa en las tensiones entre Estados Unidos y Colombia, tradicionalmente considerado uno de los aliados más cercanos en América del Sur.
Las sanciones, anunciadas por el Ministerio de Finanzas, apuntan específicamente a Petro, su esposa Verónica del Socorro Alcocer García, su hijo Nicolás Fernando Petro Burgos y el ministro del Interior colombiano, Armando Alberto Benedetti. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, afirmó que Petro esencialmente ha permitido que los cárteles de la droga operen libremente y se ha negado a tomar medidas contra tales actividades. Bessent enfatizó que la administración Trump está comprometida a proteger los intereses estadounidenses y no tolerará el tráfico de drogas hacia el país.
En una medida más amplia para acabar con el tráfico de drogas, la administración Trump ha ampliado sus operaciones al Pacífico Oriental, una ruta clave para el tráfico de cocaína. Además, el Pentágono ha anunciado el despliegue de un portaaviones en aguas de América del Sur, lo que indica un aumento de las acciones militares en la región.
En respuesta a las sanciones, Petro expresó su determinación de mantenerse firme y rechazar cualquier idea de sometimiento. Anunció el nombramiento de un abogado estadounidense para que lo represente legalmente, afirmando que las acciones tomadas en su contra eran una paradoja dada la historia de esfuerzos de Colombia para combatir el narcotráfico. Mantuvo su postura contra las sanciones, declarando: “ningún paso atrás y nunca de rodillas”.
El mes pasado, Estados Unidos calificó a Colombia como un país que no coopera en la guerra contra las drogas, una designación que no se ha asignado durante casi treinta años. Esta clasificación ha resultado en una reducción de la ayuda estadounidense a Colombia, con informes que indican una posible reducción de al menos el 20%, por un monto aproximado de 18 millones de dólares. Esto se produce después de que la ayuda anual total a Colombia para el año presupuestario anterior se estimara en alrededor de 230 millones de dólares, en comparación con más de 700 millones de dólares en años anteriores.
Trump ha criticado abiertamente a Petro, llamándolo “un narcotraficante ilegal” y advirtiendo que podría imponer aranceles a las exportaciones colombianas si Petro continúa por su camino actual. Tras estas acusaciones, Petro indicó que pretendía defenderse de lo que consideraba una difamación de altos funcionarios a través del sistema legal estadounidense.
El enfoque colombiano hacia la política de drogas, bajo el liderazgo de Petro, ha sido priorizar las negociaciones con los agricultores de hoja de coca para cultivar cultivos alternativos, en lugar de depender únicamente de tácticas de represión. Petro ha señalado importantes incautaciones de cocaína durante su gobierno, al tiempo que cuestiona las cifras de la ONU que muestran niveles récord de cultivo de coca.
En todo el mundo, las reacciones a las sanciones estadounidenses han variado. El gobierno venezolano condenó las acciones contra Petro como ilegales e ilegales, argumentando que las sanciones de Estados Unidos tienen como objetivo desestabilizar a Colombia internamente. Este conflicto también tiene lugar en el contexto de operaciones militares contra los narcotraficantes, con muchos ataques teniendo lugar cerca o alrededor de Venezuela, lo que complica aún más las relaciones en la región.
El gobierno de Petro continúa enfrentando críticas y presiones de la administración Trump en medio de esta creciente tensión geopolítica, lo que lleva a mayores discusiones sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Colombia y la lucha en curso contra el narcotráfico.



