En una medida significativa, la administración Trump ha revelado sanciones contra una red de 50 personas, empresas y barcos vinculados principalmente a los Emiratos Árabes Unidos, Hong Kong y China. Estas sanciones, anunciadas el jueves, tienen como objetivo interrumpir las operaciones que supuestamente facilitan el envío de petróleo iraní y la venta de gas licuado de petróleo, fuentes clave de ingresos para el gobierno iraní.
Entre los castigados se encuentran una veintena de barcos identificados como parte de una «flota en la sombra». Estos barcos tienen banderas en diferentes países para ocultar los verdaderos orígenes del petróleo iraní que transportan, eludiendo efectivamente las sanciones existentes. Las sanciones también incluyen una terminal de petróleo crudo en China y una refinería no estatal, ambas supuestamente críticas para la capacidad de Irán de exportar cantidades significativas de productos de petróleo y gas.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos enfatizó que estas entidades han facilitado la exportación de petróleo y productos relacionados por valor de miles de millones de dólares, apoyando así financieramente al régimen iraní. Las nuevas medidas se tomaron en línea con una serie de órdenes ejecutivas del expresidente Donald Trump, incluida una orden de febrero que estableció una directiva clara: reducir a cero las exportaciones de petróleo de Irán.
Las multas imponen restricciones significativas, impidiendo que las personas y empresas que cotizan en bolsa accedan a propiedades o activos financieros en los Estados Unidos. Además, las empresas y los ciudadanos estadounidenses tienen prohibido realizar transacciones con estas entidades sancionadas.
Esta estrategia es una parte clave de la campaña de «máxima presión» de Trump contra Irán, destinada a limitar el acceso de Teherán a las armas nucleares. Este verano, las fuerzas estadounidenses e israelíes han estado involucradas en varias operaciones contra sitios nucleares y militares iraníes, agravando aún más la situación.
En un contexto más amplio, la reimposición de sanciones por parte de las Naciones Unidas en septiembre por las actividades nucleares de Irán continúa exacerbando los desafíos que enfrenta el pueblo iraní. Muchos iraníes están luchando contra los altísimos precios de los alimentos y la caída de su moneda, el rial, que ha alcanzado un mínimo histórico. Las dificultades económicas limitan la capacidad de los ciudadanos para satisfacer sus necesidades básicas y crean incertidumbre sobre su futuro.
Desde principios de año, las autoridades estadounidenses han impuesto sanciones a un total de 166 barcos vinculados al comercio petrolero de Irán, lo que refleja una estrategia en curso para desmantelar las redes que apoyan el lucrativo comercio petrolero del régimen. La última ronda de sanciones también apunta a otra terminal petrolera china y a una refinería independiente adicional en China. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, señaló que estas acciones son cruciales para frustrar la capacidad del gobierno iraní de financiar actividades terroristas vistas como una amenaza para Estados Unidos.