Los desarrollos recientes han establecido una alarma significativa con respecto a las acciones militares estadounidenses y sus implicaciones tanto para las relaciones internacionales como para la política interna. Después del controvertido ataque del ejército de los Estados Unidos en un barco venezolano, lo que resultó en la muerte de 11 individuos, preocupación por la actitud cambiante del gobierno sobre la legalidad de las intervenciones militares. Los críticos afirman que el manejo de acciones como las medidas legítimas y defensivas contra el supuesto tráfico de drogas refleja una transformación más amplia en la política de guerra estadounidense.
El Secretario de Estado, Marco Rubio, comentó sobre la operación y afirmó que la acción militar se tomó en la orden del presidente y que las acciones similares sugeridas se repetirán en el futuro. El presidente Trump asumió el potencial disuasorio de la huelga, lo que implica que envía un mensaje a los posibles oponentes.
Los expertos legales han expresado su indignación y afirman que la huelga de aviones no tripulados es un asesinato ilegal de ciudadanos, causando serias preguntas sobre violaciones de los Estados Unidos e Internacional. Este cambio al tratamiento de ciertas personas como combatientes enemigos, independientemente de su nivel de amenaza real, se considera un precedente peligroso que socava la protección legal establecida.
El enfoque de la administración Trump parece estar planeado metódicamente, como es evidente a partir de una orden de implementación emitida a principios de este año que estaba dirigida a los carteles y organizaciones internacionales de drogas, que algunos declaran oficialmente como organizaciones terroristas extranjeras. Los críticos afirman que esto libera el camino para el uso violento y aleatorio de la violencia militar que ignora los estándares legales.
En medio de la retórica militar creciente, incluidas las amenazas centradas en México y Venezuela, hay temores muy reales de que tales acciones puedan causar más conflictos, lo que puede conducir a la guerra. En particular, Trump ha invocado los artículos de asociación legales históricos, como la Ley de Enemigos Alien de 1798, para justificar el uso de las tropas federales contra la voluntad de las autoridades estatales, que ha liderado un intenso retroceso y ha expresado preocupaciones constitucionales.
Las recientes amenazas militares han llevado a protestas en grandes ciudades, incluidas Washington DC y Chicago, en las que miles de calles salieron a las calles para expresar su oposición. Los gobernadores de California e Illinois han denunciado la estrategia militar de Trump, lo que indica la voluntad de desafiar las acciones federales con medios legales.
Varios miembros del Congreso, incluidos los demócratas y los republicanos, han examinado la legalidad de la huelga venezolana y cuestionaron la autoridad del gobierno para tales acciones militares. En respuesta, el presidente del caucus progresivo del Congreso propuso un cambio de la Ley de Autorización de Defensa Nacional para limitar el uso de la violencia militar en Venezuela a situaciones con aprobación del Congreso.
El importante rechazo del público y los legisladores indica un malestar creciente sobre un enfoque cada vez más militarizado para la política exterior y la administración nacional. Muchos observadores enfatizan la necesidad de una dedicación más fuerte para mantener los estándares legales y garantizar la responsabilidad antes de que estas nuevas formas de guerra se conviertan en una competencia permanente en la estrategia estadounidense, tanto en el extranjero como en el hogar.