Juez federal busca resolución en demanda sobre acceso legal a detenidos en el Centro de Inmigración de Florida


Un juez federal de Florida está tomando medidas importantes para abordar las preocupaciones sobre la accesibilidad de la representación legal para los detenidos en un centro de inmigración de los Everglades comúnmente conocido como «Alligator Alcatraz». La jueza de distrito estadounidense Sheri Polster Chappell ordenó recientemente una conferencia de dos días en su sala de audiencias de Fort Myers el próximo mes, requiriendo la participación de abogados con autoridad para negociar una resolución. En una directiva severa, la jueza Chappell enfatizó que no aceptaría excusas para una salida anticipada debido a vuelos u otros compromisos durante esta reunión crucial.

La demanda que constituye el centro de esta cuestión cuestiona la idoneidad del acceso legal de los detenidos, alegando que su derecho a una representación legal está en peligro. El caso es una de las tres demandas federales que actualmente apuntan a las prácticas en el recién creado centro de detención, que se construyó este verano en una pista de aterrizaje remota como parte de la estrategia de inmigración del gobernador de Florida, Ron DeSantis.

En un acontecimiento relacionado, un tribunal federal de apelaciones confirmó recientemente la continuidad de las operaciones del centro al confirmar una orden de un tribunal inferior que buscaba cerrar el centro a fines de octubre. Este proceso de apelación se detuvo brevemente debido al cierre del gobierno, pero no se reanudó hasta la semana pasada.

Además, existe un tercer desafío legal, que afirma que la aplicación de la ley de inmigración es un asunto federal y que las agencias gubernamentales y los contratistas privados no tienen la autoridad para administrar esta instalación.

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El centro de inmigración llamó particularmente la atención del expresidente Donald Trump durante una gira en julio, donde sugirió que podría servir como modelo para futuros centros de detención en todo el país en medio de esfuerzos en curso para fortalecer la infraestructura de deportación. Aunque la instalación es de propiedad estatal y está operada por contratistas privados, el gobierno federal ha acordado reembolsar a Florida una importante suma de 608 millones de dólares por los costos de construcción.

En su demanda de acceso legal, los abogados de los reclusos argumentan que sus clientes enfrentan numerosos obstáculos para reunirse con ellos. Sostienen que el requisito de programar las visitas con tres días de antelación contrasta marcadamente con la práctica en otros centros de detención, donde los abogados pueden visitar durante horas determinadas. Cuestiones como el traslado de detenidos después de que se han programado las citas y los retrasos que impiden realizar consultas oportunas antes de plazos críticos exacerban aún más la situación.

Los funcionarios de Florida, por otro lado, respondieron presentando una moción para desestimar el caso, afirmando que las preocupaciones planteadas se han resuelto y alegando que cualquier retraso se debe a las complejidades que implica la construcción de una instalación para miles de reclusos en un lugar remoto con infraestructura limitada. Han argumentado que esta situación ya no constituye una “polémica viva” y han instado al tribunal a desestimar el caso por estos motivos.



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