La administración del presidente Trump está intensificando sus esfuerzos para desplegar la Guardia Nacional en ciudades lideradas por demócratas, particularmente Chicago y Portland, como parte de una iniciativa más amplia para mejorar las operaciones de control de inmigración de ICE. Los acontecimientos recientes ponen de relieve las crecientes tensiones entre las autoridades federales y las comunidades locales, especialmente cuando se trata de tácticas agresivas por parte de los agentes federales de inmigración.
En una audiencia en un tribunal federal hoy, un juez de Chicago bloqueó temporalmente la solicitud del gobierno de desplegar la Guardia Nacional, diciendo que no existe ningún peligro inmediato de rebelión que justifique tal acción. Expresó su preocupación de que el despliegue de la Guardia Nacional probablemente intensificaría las tensiones en lugar de calmarlas.
En las últimas semanas, ha habido un patrón de acciones agresivas por parte de ICE en Chicago, incluido esposar a un miembro del concejo municipal y usar gases lacrimógenos cerca de una escuela pública. Imágenes y vídeos distribuidos por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) muestran a agentes federales utilizando tácticas de mano dura, como hacer rápel desde helicópteros y realizar redadas en edificios residenciales. Lawrence Benito, director ejecutivo de la Coalición de Illinois por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados, describió el incidente como indicativo de una escalada inquietante en la que los agentes parecen actuar sin tener en cuenta las libertades civiles.
Ha habido informes de arrestos generalizados, con más de 1.000 personas detenidas en Chicago y sus alrededores desde que el gobierno intensificó la aplicación de las leyes de inmigración. A pesar de las afirmaciones de los funcionarios del DHS de que los niños no fueron sujetos a bridas durante estas operaciones, los líderes y defensores de la comunidad han expresado su preocupación sobre la transparencia y la legalidad de tales acciones.
En una reciente reunión del Gabinete, la secretaria del DHS, Kristi Noem, defendió la posición de la administración y dijo que una presencia federal en Chicago es esencial para la seguridad pública. Confirmó los planes para ampliar la huella federal mediante la adquisición de más edificios en la ciudad para facilitar las operaciones.
El presidente Trump también ha movilizado a unos 200 miembros de la Guardia Nacional de Texas a Chicago, argumentando que la tasa de criminalidad de la ciudad requiere una intervención federal. A pesar de la oposición local, funcionarios de Chicago e Illinois han emprendido acciones legales contra el uso de recursos militares por parte de la administración Trump, y el gobernador de Illinois, JB Pritzker, acusó al presidente de utilizar personal militar como «apoyo político».
En respuesta a la creciente presencia federal, el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, firmó una orden ejecutiva que prohíbe a los agentes federales utilizar ciertas propiedades de la ciudad para redadas de inmigración, afirmando el control local sobre los asuntos comunitarios. Han estallado protestas contra la actual represión migratoria, y los manifestantes exigen el fin de las operaciones de ICE en sus vecindarios.
Los líderes de las comunidades locales han expresado su preocupación por el impacto de las tácticas federales de aplicación de la ley, especialmente en lo que respecta a la focalización en grupos demográficos específicos. Los informes indican que muchos miembros de la comunidad viven con miedo de un posible arresto, lo que genera una mayor sensación de miedo entre las familias, especialmente aquellas de origen inmigrante.
Mientras que algunos residentes apoyan la represión del gobierno, citando preocupaciones por la seguridad pública, otros argumentan que las medidas afectan desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables y no abordan las causas fundamentales del crimen. Los funcionarios locales y los defensores de la comunidad critican la falta de inversión en iniciativas de seguridad comunitaria, que según ellos proporcionarían soluciones más efectivas que las respuestas militarizadas.
A medida que aumentan las tensiones y continúan las acciones federales en Chicago, las comunidades locales esperan los próximos pasos de la administración Trump mientras lidian con las implicaciones de estas políticas sobre el terreno.