Japón conmemoró el 80 aniversario de su rendición en la Segunda Guerra Mundial y trajo un homenaje a más de 3 millones de muertes de guerra en medio de una creciente preocupación por los recuerdos que se desvanecen de las tragedias en tiempos de guerra y las lecciones del militarismo japonés. El primer ministro Shigeru Ishiba enfatizó un reconocimiento renovado del remordimiento en su discurso, en el que la primera vez desde 2013 estuvo marcada por primera vez que un líder japonés admitió abiertamente que la guerra fue un error.
En su discurso, Ishiba enfatizó la importancia de recordar tanto la tragedia de la guerra como la dedicación a la paz. Expresó su preocupación por la generación más joven, muchos de los cuales no tienen fama con la guerra, prometen garantizar que las futuras generaciones transmitan los recuerdos y lecciones de este capítulo oscuro en la historia.
Una ceremonia nacional celebrada en el Salón de Budokan de Tokio trajo alrededor de 4.500 funcionarios, familiares y descendientes de toda la nación para observar un momento de silencio al mediodía, coincidiendo con la época del anuncio de entrega del emperador Hirohito el 15 de agosto de 1945.
En un contraste notable, el santuario de Yasukuni, considerado por muchos vecinos asiáticos, vio a docenas de políticos de derecha y sus partidarios reunidos como un símbolo del militarismo. El primer ministro Ishiba decidió no asistir al santuario, en cambio para enviar un adorno religioso como un gesto de respeto. El Ministro de Agricultura, Shinjiro Koizumi, como el principal candidato para la Premier League, por otro lado, participó en las oraciones en el santuario. Koizumi, en los pasos de su padre, el ex primer ministro Junichiro Koizumi, tiene una historia de visitar a Yasukuni, quien previamente ha impulsado las tensiones diplomáticas con China.
Las visitas al santuario de Yasukuni, que honra a los delincuentes de guerra condenados bajo las muertes de guerra, son vistas con un cuidado profundo por los países vecinos, en particular China y Corea, a menudo interpretados como un signo de insensibilidad a la guerra en tiempos de guerra. A medida que la generación japonesa en tiempos de guerra envejece y disminuye, la nación representa desafíos considerables al transferir su historia histórica a las generaciones futuras.
Durante la última década, se ha visto un aumento en los sentimientos revisionistas, especialmente durante el mandato del ex primer ministro Abe, cuando las disculpas públicas a los países asiáticos se hicieron raros. Esto fue acompañado por declaraciones controvertidas de algunos legisladores que niegan las atrocidades de Japón en tiempos de guerra, incluidas las víctimas civiles asociadas.
En un artículo principal sobre el cumpleaños, el periódico Mainichi pidió la necesidad de Japón de reformular su actitud pacifista para concentrarse en las asociaciones de cooperación, alentando a la nación a trabajar junto con sus vecinos asiáticos como los mismos socios. Los editores enfatizaron la urgencia de desarrollar una visión para ‘un mundo sin guerra’, basado en las lecciones extraídas de las propias experiencias históricas de Japón.