James Webb Space Telescope descubrió ‘búho cósmico’ formado por rara colisión de galaxias


El telescopio espacial James Webb (JWST) ha presentado una estructura cósmica fascinante que llamó el «búho cósmico», como resultado de una colisión extraordinaria entre dos sistemas de anillos que han sido miles de millones de años de luz de la Tierra. Este fenómeno fascinante ofrece a los científicos una oportunidad incomparable para investigar los procesos complejos que alimentan la formación de la Vía Láctea y la evolución en enormes escalas de tiempo cósmico.

Cuando se representa por las posibilidades avanzadas del JWST, el búho cósmico muestra una apariencia sorprendente y similar a la de búho, completa con dos centros luminosos que parecen ojos y una formación central relacionada con una boca. Cada «ojo» alberga un núcleo galáctico activo (AGN), lo que significa la presencia de agujeros negros súper massivos en los núcleos de las galaxias. Cada uno de estos agujeros negros tiene una masa de más de 10 millones de veces que el del sol, lo que hace que los procesos energéticos sean perceptibles en el área central de la lechuza cósmica.

La rareza de los sistemas de anillo, que solo forma 0.01% de todas las galaxias conocidas, hace que este descubrimiento sea particularmente importante. Por lo general, surgen cuando una galaxia más pequeña cruza la más grande, lo que genera ondas de choque que forzan estrellas y gas en una formación estructurada de anillo alrededor de un núcleo denso. El búho cósmico se destaca aún más, porque es el resultado de la colisión de dos de estos sistemas de anillo, que ofreció investigadores de valor invaluable en la dinámica subyacente de la revolución de la Vía Láctea.

Esta colisión tuvo lugar hace unos 38 millones de años, con dos galaxias relativamente pequeñas, cada una con un diámetro de aproximadamente 26,000 años luz, o aproximadamente una cuarta parte del tamaño de nuestra Vía Láctea. A pesar de su tamaño, el impacto de su colisión ha estado en profundidad, de modo que la dinámica de la región circundante cambia considerablemente.

Hay un área de intensa actividad en el medio del pico del búho cósmico que promueve la nueva formación de estrellas. Los investigadores identificaron este área de formación de estrellas, rica en gas molecular, como el «combustible crudo» esencial para los nacimientos de estrellas, comprimido por las ondas de choque que se liberaron durante la colisión galáctica. Las observaciones llevadas a cabo por la matriz de milímetro/submilímetro de Atacama (ALMA) en Chile jugaron un papel crucial en la detección de este cúmulo de gas denso. Se cree que las ondas de choque, en combinación con un radio de partículas cargadas de uno de los agujeros negros súper massivos, catalizan un aumento notable en la producción de estrellas.

Como guardería estelar, esta región ofrece una oportunidad extraordinaria para que los astrónomos estudien cómo tales colisiones galácticas pueden causar una formación rápida de estrellas. El búho cósmico no solo enriquece nuestra comprensión de estos procesos celestiales, sino que también sirve como un estudio de caso convincente en la formación de la Vía Láctea.

Las ideas que provienen del búho cósmico están listas para mejorar nuestra comprensión de la evolución de la Vía Láctea. Mingyu Li, estudiante de doctorado en la Universidad de Tsinghua y autor principal del estudio, enfatizó la posición única de esta colisión galáctica como un laboratorio natural ideal. Ofrece una ventana en varios procesos críticos que al mismo tiempo tienen lugar en un solo sistema. Al investigar el búho cósmico, los investigadores quieren desentrañar los misterios sobre la formación y el crecimiento de la Vía Láctea, en particular en las primeras etapas de su desarrollo. La transformación acelerada de gas en las estrellas observadas durante esta colisión puede ayudar a aclarar cómo las galaxias han recolectado su masa estelar en el universo temprano.



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