Según una demanda reciente, el gobierno de Estados Unidos ha anunciado planes para deportar a Kilmar Abrego García a Liberia, posiblemente ya el 31 de octubre. El caso de Abrego García, un ciudadano salvadoreño, ha llamado la atención generalizada como un símbolo de resistencia a las políticas de inmigración de la administración Trump, especialmente después de una deportación errónea a El Salvador que violó un acuerdo de conciliación anterior. Fue devuelto a Estados Unidos en junio después de que la Corte Suprema interviniera y ordenara al gobierno que facilitara su regreso. Sin embargo, debido a que no puede ser devuelto a El Salvador debido a restricciones legales, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha cambiado su enfoque hacia los esfuerzos de deportación que involucran a varios países africanos.
Un juez federal de Maryland había dictado previamente una suspensión contra su deportación inmediata. En su demanda, Abrego García argumenta que el gobierno está abusando del proceso de deportación como medida punitiva debido a la vergüenza causada por la deportación injusta anterior.
En un expediente judicial del viernes, el Departamento de Seguridad Nacional describió a Liberia como “una democracia próspera y uno de los socios más cercanos de Estados Unidos en el continente africano”. La presentación enfatizó que el inglés es el idioma nacional, destacó las garantías constitucionales del país en materia de derechos humanos y destacó el compromiso de Liberia de tratar a los refugiados con humanidad. A pesar de estas afirmaciones, el abogado Simon Sandoval-Moshenberg expresó su profunda preocupación por la propuesta de deportación a Liberia, que según él no está relacionada con la vida o la familia de Abrego García en Maryland. Sostuvo que el gobierno de Estados Unidos está tomando medidas que parecen deliberadamente punitivas, especialmente dado que Costa Rica está dispuesta a aceptar a Abrego García como refugiado, una alternativa legal y viable.
La vida familiar de Abrego García en Maryland se ha visto significativamente afectada por su estatus migratorio, ya que está casado con una ciudadana estadounidense y tiene un hijo. Su entrada inicial a Estados Unidos no fue autorizada, y en 2019 un juez de inmigración le concedió protección contra la deportación de regreso a El Salvador, citando su temor fundado a la violencia por parte de una pandilla que anteriormente había atacado a su familia. En un asunto legal separado, Abrego García enfrenta cargos penales de trata de personas en un tribunal federal de Tennessee, donde se declaró inocente y presentó una moción para desestimar los cargos, argumentando que la fiscalía es vengativa.
La situación que se está desarrollando continúa resaltando la complejidad y la controversia que rodean las políticas de inmigración de Estados Unidos y las prácticas de aplicación de la ley bajo la administración actual.



