Georgia se ha retirado oficialmente de la Asamblea Parlamentaria Euronest, un foro diseñado para promover el diálogo entre el Parlamento Europeo y los países involucrados en la Asociación Oriental de la UE. Esta decisión sigue a una reciente resolución del parlamento que acusa al gobierno georgiano de retroceso democrático y califica las próximas elecciones parlamentarias de 2024 como fraudulentas.
La medida marca una brecha cada vez mayor en las relaciones de Georgia con las instituciones europeas, marcando un cambio notable desde que la delegación también decidió boicotear las sesiones de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa a principios de este año.
Lanzado en 2011, Euronest reúne a legisladores de la Unión Europea y sus vecinos orientales (Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Moldavia y Ucrania) con el objetivo de fortalecer la cooperación regional. Georgia fue miembro participante desde el principio, pero decidió no asistir a la última sesión en Ereván, donde se adoptó la controvertida resolución.
Durante esa sesión, los miembros de la reunión criticaron el enfoque del gobierno georgiano hacia la democracia, destacando supuestas irregularidades en las elecciones del año pasado y llamando a los líderes gobernantes «autoproclamados». La resolución pedía además la liberación de los activistas de la oposición descritos como «presos políticos».
En respuesta, la presidenta del Parlamento de Georgia, Shalva Papushvili, condenó la resolución por considerarla políticamente parcial y un insulto al pueblo georgiano. Acusó a ciertos miembros del Parlamento Europeo de convertir a Euronest en un vehículo de “chantaje” en lugar de una plataforma para la cooperación. Papushvili anunció que la delegación georgiana dejaría de participar en futuras sesiones de Euronest, argumentando que las afirmaciones de los parlamentarios europeos eran “inaceptables” e “indignantes”.
Destacó que tales acusaciones ignoran el estado de derecho y la voluntad del electorado georgiano. Papushvili criticó al Parlamento Europeo por utilizar la plataforma Euronest para promover una agenda política estrecha, afirmando que esto podría conducir en última instancia al aislamiento y la marginación de la asamblea.
A pesar de la dura retórica, Papushvili dejó la puerta abierta a una futura participación. Sugirió que la delegación de Georgia consideraría volver a unirse a Euronest si el Parlamento Europeo pudiera crear condiciones propicias para un diálogo constructivo.
Los detalles de la resolución responsable de la retirada de Georgia aún no se han revelado en su totalidad, pero informes preliminares indican que Euronest ha expresado grandes preocupaciones sobre lo que caracteriza como «regresión democrática» y presión sobre la sociedad civil y los medios de comunicación. La reunión reiteró la necesidad de pluralismo político, elecciones libres y la protección de la independencia judicial.
El analista político Zaal Anjaparidze comentó sobre la salida de Georgia y sugirió que la decisión tenía sentido dada la dinámica actual dentro del foro. Señaló que la reunión se había convertido en una plataforma para la confrontación en lugar de un diálogo significativo. Anjaparidze señaló que continuar con la participación podría provocar mayores daños a la reputación del gobierno, por lo que la retirada sería una opción más inteligente.
Históricamente, Euronest ha servido como vínculo crucial entre la UE y Georgia, especialmente en las áreas de comercio y reformas de gobernanza. Sin embargo, a medida que Georgia se retira en medio de crecientes tensiones con las instituciones europeas (tras las críticas por su trato a las ONG financiadas con fondos extranjeros y al sistema legal), el futuro de esta relación sigue siendo incierto.



