El exrepresentante estadounidense George Santos salió de prisión el viernes después de que el presidente Donald Trump conmutara su sentencia. Santos cumplió una pena de prisión federal de 87 meses, pero tras la intervención presidencial ya está libre. Su sentencia comenzó en julio de 2025 después de que fuera declarado culpable de múltiples cargos federales.
Trump compartió su decisión de conceder la liberación anticipada a Santos en una publicación en Truth Social, afirmando que Santos había sido “terriblemente maltratado” durante su cautiverio. Describió a Santos como “una especie de matón” y sugirió que otros que exhiben un comportamiento similar a menudo no reciben sentencias tan duras. En su declaración, Trump escribió: “Acabo de firmar un acuerdo de conmutación que liberará INMEDIATAMENTE a George Santos de prisión”.
En el período previo a su liberación, Santos había escrito una carta abierta a Trump, que calificó de «súplica apasionada». En dicha correspondencia, Santos expresó su admiración por el expresidente y su deseo de una segunda oportunidad. Reconoció sus acciones pasadas y dijo: «Asumo toda la responsabilidad por mis acciones». Santos enfatizó además su deseo de reunirse con familiares, amigos y comunidad.
Los problemas legales de Santos surgieron del fraude y el robo de identidad cometidos durante su campaña al Congreso de 2022. Admitió haber falsificado los nombres de los donantes e inflado las cifras de recaudación de fondos para obtener financiación del Comité Nacional Republicano. Además, inventó detalles sobre su vida, incluidas afirmaciones falsas sobre su educación en la Universidad de Nueva York, su empleo en importantes firmas financieras como Goldman Sachs y Citigroup, e historias engañosas sobre su historia familiar, incluidas afirmaciones de que sus abuelos habían huido de los nazis, ninguna de las cuales tenía base alguna en la verdad. Tras declararse culpable de estos cargos, Santos fue sentenciado en abril de 2025.
Después de ser elegido en 2022 para representar partes de la ciudad de Nueva York y sus suburbios, la carrera política de Santos ha estado llena de controversia. Cuando salieron a la luz discrepancias en su historia personal, se convirtió en objeto de burla, lo que llevó a su expulsión del Congreso después de sólo once meses en el cargo. Su mandato estuvo marcado por el ridículo generalizado tanto de sus colegas como de los medios de comunicación, lo que consolidó su reputación como remate nacional.