Galaxia descubierta ondulando con una enorme ola de estrellas


Nuevas observaciones del Telescopio Espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea muestran que nuestra galaxia, la Vía Láctea, no es sólo una colección estática de estrellas, sino que está en constante movimiento, exhibiendo rotación, bamboleo y ahora un nuevo hallazgo importante: una enorme onda que irradia hacia afuera desde el centro.

Durante aproximadamente un siglo, los astrónomos han comprendido que las estrellas orbitan el núcleo de la Vía Láctea y Gaia ha podido seguir con precisión sus velocidades y trayectorias. Además, desde los años 50 los científicos han observado que el disco galáctico está deformado y no plano. En 2020, los datos de Gaia indicaron que este disco deformado oscila con el tiempo, de forma similar a una peonza.

Investigaciones recientes han identificado una onda sustancial que viaja a través de la Vía Láctea e impacta estrellas a decenas de miles de años luz de distancia del Sol. Este fenómeno es similar a un guijarro arrojado a un estanque, creando ondas que se extienden hacia afuera. En este caso, las “ondas” están formadas por estrellas y se pueden observar en las regiones exteriores de la galaxia.

La ola recién observada está vívidamente ilustrada en los detallados mapas de Gaia. Miles de estrellas brillantes se muestran en colores: el rojo y el azul indican sus posiciones en relación con el plano deformado de la galaxia. En la vista superior, un lado de la galaxia se curva hacia arriba, mientras que el otro lado se curva hacia abajo, resaltando la distorsión del disco. Las áreas rojas corresponden a las estrellas ubicadas sobre este plano deformado, mientras que el azul indica las estrellas debajo.

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Si bien sigue siendo imposible que las naves espaciales se aventuren más allá de la Vía Láctea, las mediciones excepcionalmente precisas de Gaia (que capturan las tres dimensiones espaciales y los tres componentes del movimiento) permiten a los científicos construir imágenes integrales de arriba hacia abajo y de borde de nuestra Vía Láctea. Estas representaciones muestran que la onda abarca una porción significativa del disco galáctico e incluye estrellas ubicadas entre 30.000 y 65.000 años luz del centro, mientras que toda la Vía Láctea tiene unos 100.000 años luz de diámetro.

Eloisa Poggio, astrónoma del Istituto Nazionale di Astrofisica (INAF) en Italia, que dirigió el equipo de investigación, dice: «Lo que hace que esto sea aún más convincente es nuestra capacidad, gracias a Gaia, de medir también los movimientos de las estrellas dentro del disco galáctico». Destaca que la onda no sólo es visualmente intrigante, sino que su comportamiento es similar al de una onda al analizar los movimientos de las estrellas.

En la vista de borde de la Vía Láctea, las flechas blancas ilustran el movimiento de las estrellas, que están ligeramente desplazadas hacia los lados en comparación con sus patrones posicionales. Poggio lo compara con la multitud de un estadio interpretando una ola, donde diferentes puntos de la multitud representan diferentes fases del movimiento de la ola. Aunque las escalas de tiempo galácticas son mucho más extensas que las de una ola de estadio, el concepto es análogo.

Para identificar este notable movimiento, Poggio y su equipo examinaron estrellas gigantes jóvenes y estrellas cefeidas, que exhiben cambios predecibles en brillo, lo que las hace observables a distancias significativas. Los investigadores sospechan que el gas del disco galáctico también podría participar en este importante movimiento, porque las estrellas recién formadas podrían retener información sobre el gas del que proceden, preservando efectivamente una «memoria» de la onda.

Aunque aún no se ha determinado la causa exacta de las importantes oscilaciones de la galaxia, una hipótesis sugiere una interacción o colisión anterior con una galaxia enana más pequeña. Para comprender mejor este fenómeno, es necesario un análisis continuo. Además, la ‘gran ola’ recién descubierta podría estar relacionada con una estructura ondulada más pequeña conocida como Onda Radcliffe, que se encuentra a unos 500 años luz del Sol y se extiende por unos 9.000 años luz.

Poggio señala que la onda de Radcliffe es un filamento más pequeño ubicado en una región diferente del disco de la Vía Láctea, lo que sugiere que las dos ondas pueden o no estar conectadas, lo que requiere más investigación. Johannes Sahlmann, científico del proyecto Gaia de la ESA, añade que la próxima cuarta publicación de datos de Gaia ampliará nuestra comprensión de las estrellas de la Vía Láctea, incluidas las estrellas variables como las Cefeidas, permitiendo un mapeo y una comprensión aún más precisos de estas características galácticas.



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