Explorando la compleja relación entre Göring y su psiquiatra en la próxima película ‘Nuremberg’


En un examen que invita a la reflexión de relaciones complejas durante uno de los períodos más oscuros de la historia, una entrevista reciente con el autor El-Hai arroja luz sobre la dinámica intrigante entre el psiquiatra Douglas Kelley y Hermann Göring, una de las figuras clave del régimen nazi. Aunque El-Hai señala que nunca fueron amigos, enfatiza que ambos hombres encontraron puntos en común, especialmente en los rasgos de personalidad compartidos que formaron la base de su vínculo único.

Kelley, encargado de evaluar el estado mental de Göring, reconoció el encanto y el intelecto del ex líder de la Luftwaffe, pero también notó rasgos como una ambición feroz, desafío, un ego enorme y una lealtad inquebrantable tanto hacia la familia como hacia el país. Este retrato matizado desafía la visión monolítica de los nazis como meros villanos, sugiriendo en cambio que ellos, como muchos, fueron oportunistas que tomaron el poder en circunstancias históricas específicas.

El-Hai expresa la ambición de Kelley de exponer una psicosis compartida entre los nazis y plantea la hipótesis de que sólo esa anomalía psicológica podría explicar las horribles acciones que tomaron. Sin embargo, a través de un extenso estudio e interacción con Goering, Kelley finalmente llegó a una conclusión aleccionadora: estas cifras no eran aberraciones en el comportamiento humano, sino más bien un reflejo de un potencial más amplio de explotación que existe dentro de la humanidad.

La tensión de su relación es el foco de la próxima película «Nuremberg», que presenta a Russell Crowe como Goering y Rami Malek como Kelley. Las primeras ideas sugieren que la química entre los actores se traduce en interacciones convincentes en pantalla, caracterizadas por un equilibrio de bromas y confianza mutua. En un momento notable de la película, Goering le pide a Kelley que lo ayude a comunicarse con su familia, lo que hace que el médico rompa el protocolo al entregarles cartas personalmente.

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Una escena particularmente desgarradora, mencionada en el libro de El-Hai pero omitida en la adaptación cinematográfica, revela la profundidad de la vulnerabilidad de Göring. Expresa temor por el futuro de su familia y le ruega a Kelley que adopte a su hija Edda, de siete años, si él y su esposa mueren. Esta llamativa petición no sólo resalta el complejo carácter de Göring, sino que también revela el impacto emocional que Kelley tuvo en él, reflejando un profundo respeto que trasciende sus roles como psiquiatra y paciente.

A medida que la película se acerca a su estreno, promete explorar estas complicadas conexiones humanas en el contexto de la corrupción moral, desafiando al público a reconsiderar sus percepciones de las figuras históricas y el tejido psicológico que puede conectar vidas dispares, incluso en las circunstancias más extremas.



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