Estados Unidos y China llegan a un acuerdo comercial temporal en medio de tensiones actuales


En un importante punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y China, las recientes discusiones entre el presidente Donald Trump y el líder chino Xi Jinping dieron como resultado un acuerdo que, si bien detuvo la escalada de aranceles, no mejoró sustancialmente el panorama económico de ninguno de los dos países. Aunque se han suprimido los aranceles de tres dígitos, los derechos de importación siguen siendo más altos que a principios de año.

Los dos países también han llegado a un acuerdo preliminar para facilitar el flujo de tierras raras, aunque China ha implementado un régimen de licencias de exportación que podría ajustarse si fuera necesario. Se suspenden por un año las tasas portuarias impuestas por ambos países. En particular, China ha reanudado las compras de soja estadounidense después de una congelación, lo que indica un posible deshielo en el comercio agrícola.

Trump caracterizó la reunión como un éxito significativo, pero algunos economistas se muestran escépticos sobre los resultados. Eswar Prasad, economista de la Universidad de Cornell, señaló que el acuerdo sólo parece negar algunas de las consecuencias negativas resultantes de la guerra comercial iniciada por Trump. Afirmó: “Es difícil ver qué avances importantes ha logrado Estados Unidos en la relación bilateral en comparación con la situación antes de que Trump asumiera el cargo”.

En el Senado, el líder de la minoría, Chuck Schumer, criticó el acuerdo, argumentando que no ofrece mejoras reales para los agricultores o consumidores estadounidenses. Sostuvo que la guerra comercial, que comenzó con un arancel del 10% a los productos chinos, finalmente provocó caos en varios sectores, incluida la agricultura. Schumer enfatizó que si bien puede haber una sensación temporal de estabilidad, los problemas subyacentes siguen sin resolverse.

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A pesar de las críticas, el acuerdo proporciona un marco para que ambas economías se estabilicen y recalibren. Xi reconoció los “recientes giros y vueltas” en las relaciones e instó a ambas partes a priorizar la cooperación sobre las represalias. Su declaración refleja el deseo de aliviar las tensiones anteriores y centrarse en los beneficios mutuos.

Los cambios clave incluyen una reducción de los aranceles y la reanudación de las ventas de soja, ya que China se comprometió a comprar 12 millones de toneladas de soja estadounidense hasta enero, con planes de comprar al menos 25 millones de toneladas por año durante los próximos tres años. Se trata de un cambio notable con respecto a principios de este año, cuando las compras chinas cayeron a cero en septiembre.

Los controles a las exportaciones de metales de tierras raras también ocupan un lugar destacado en las discusiones. En abril, China había introducido requisitos de licencia para la exportación de minerales críticos, pero ahora acordó suspender estas reglas durante un año. Esta pausa brinda a Estados Unidos la oportunidad de fortalecer sus capacidades en el sector de tierras raras, un área crítica para varias tecnologías.

Además, las tarifas portuarias aplicadas a los buques afiliados a China han aumentado las tensiones, y ambas partes acordaron suspender estas tarifas durante un año, pero no abolirlas por completo.

De cara al futuro, el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y China sigue siendo incierto. Si bien Trump parece inclinado a volver a compromisos anteriores, queda por ver si abogará por abordar cuestiones más profundas y de larga data. El ex subsecretario de Estado Kurt Campbell comentó sobre los enfoques contrastantes de los dos países, indicando que mientras Trump busca resultados inmediatos, China tiende a centrarse en beneficios a más largo plazo.

Dado que ambos líderes planean visitas futuras (Trump a China en abril y Xi a Estados Unidos después), existe un cauteloso optimismo de que estos nombramientos puedan llevar a un mayor diálogo y a la resolución de los problemas comerciales en curso. Sin embargo, a menos que se logren avances sustanciales, este período puede ser recordado por muchos debates sin ningún cambio tangible en la dinámica económica más amplia.



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