Los investigadores marienos de Oceearch han confirmado la presencia de la competencia, el tiburón blanco grande masculino más grande jamás incluido en el Océano Atlántico, cerca de Pamlico Sound, Carolina del Norte, un popular lugar de vacaciones de verano. Con un peso de 1,653 libras y 14 pies, este tiburón, estimado en aproximadamente 30 años, no solo es la ruptura de los registros de tamaño de su género, sino que también atrae una atención internacional significativa de los científicos y el público.
La competencia fue etiquetada por primera vez por Ocearch en enero de 2025, a unas 45 millas de la costa de Florida-Georgia, cerca de Jacksonville. El proceso de etiquetado incluyó la grabación del tiburón junto a un barco de investigación. Durante esta conquista, se recolectaron muestras orgánicas y se aplicó una etiqueta satélite spot a su aleta dorsal. Esta tecnología avanzada facilita el seguimiento del GPS en tiempo real cuando surge el VIN del tiburón, para que los investigadores y el público puedan seguir sus movimientos.
Después de un casi mes de desaparición, que puede atribuirse a períodos a largo plazo que se emiten bajo el agua, la competencia es a principios de junio, al norte de Cape Hatteras. Según el Dr. Harley Newton, el científico jefe de Oceearch, probablemente esté vinculado a una gran cantidad de fuentes de alimentos en la región, lo que permite que las reservas de energía de tiburones construyan una posible migración de 1,000 millas a áreas de alimentación de verano en el noreste de los Estados Unidos y el Atlántico de Canadá.
Los investigadores señalan que el cambio climático puede cambiar los patrones de migración tradicionales para grandes tiburones blancos. Históricamente, estos depredadores del ápice han emigrado estacionalmente, pero el calentamiento de las aguas oceánicas empuja las especies de presas más cerca de la costa, lo que conduce a encuentros más frecuentes de tiburones en entornos cercanos a la costa llenos de nadadores, surfistas y entusiastas de los deportes acuáticos. La Dra. Eliza Thornton, una bióloga marina que sigue al tiburón, enfatiza que el comportamiento inusual observado en estos animales parece ser reacciones directas a cambios más amplios en el medio ambiente.
El seguimiento constante de la competencia está alineado con cambios documentados en los ecosistemas marinos, incluido el cambio de desove de peces y migraciones anteriores de diferentes océanos. Estos cambios no son solo nuevos desafíos para la preservación del marino, sino que también crean preocupaciones sobre la seguridad pública.
Aunque los encuentros entre los grandes tiburones blancos y las personas siguen siendo raros, la presencia de estos poderosos depredadores en las cercanías de las playas ocupadas requiere un monitoreo cuidadoso. El rastreador de tiburones global de Ocerearch muestra públicamente los movimientos de los tiburones etiquetados y ofrece a las comunidades costeras la posibilidad de cambiar las medidas de seguridad si es necesario. Esta recopilación de datos de tiempo real también es crucial en los intentos de proteger hábitats importantes contra la presión humana, como la sobrepesca.
Los investigadores enfatizan la importancia de los grandes tiburones blancos en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas oceánicos regulando las poblaciones de presas y manteniendo el equilibrio dentro de las redes de alimentos marinos. Los datos recopilados del competidor y otros tiburones etiquetados pueden desempeñar un papel crucial para informar la política destinada a proteger a estos depredadores del ápice, mientras que al mismo tiempo se abordan los riesgos en las economías turísticas en la costa.