Dentro del Partido Republicano, están aumentando las preocupaciones sobre las operaciones militares de la administración Trump contra presuntos narcotraficantes en el Mar Caribe, especialmente debido a la falta de autorización del Congreso para estas acciones. El senador Rand Paul, una figura prominente del Partido Republicano conocida por sus opiniones libertarias, ha criticado abiertamente el enfoque de la administración, comparándolo con “ejecuciones extrajudiciales”, un término frecuentemente asociado con ejecuciones ilegales sancionadas por el estado.
En una aparición reciente en Fox News Sunday, Paul afirmó que la campaña militar del gobierno es similar a las prácticas observadas en regímenes autoritarios como China e Irán, donde las personas son ejecutadas sin el debido proceso. «Están ejecutando sumariamente a personas sin presentar pruebas al público. Así que está mal», afirmó. Destacó su preocupación por la naturaleza cambiante de la lucha contra los narcotraficantes y enfatizó que lo que tradicionalmente debería ser una cuestión de aplicación de la ley se está replanteando como una cuestión militar, lo que plantea serias cuestiones legales y éticas.
El senador señaló que la estrategia de la administración Trump no es transparente, porque aún no se han confirmado las identidades de los muertos en los ataques. En particular, estas acciones militares han resultado en un número de muertos de 43, y algunos de los supervivientes han sido repatriados a sus países de origen en lugar de enfrentar un juicio en Estados Unidos. Paul dijo que tales acciones militares no sólo son injustificables, sino también contraproducentes: «No estuvo bien», argumentó.
La senadora Lisa Murkowski también ha expresado su oposición, enfatizando la necesidad de que el Congreso supervise las decisiones de guerra. Durante una sesión informativa, Murkowski declaró: «No creo que la información que he recibido justifique esta interpretación de los poderes del Presidente en virtud del Artículo II». Hizo hincapié en que es esencial contar con una buena base jurídica y fáctica antes de que se puedan justificar los ataques armados contra presuntos narcotraficantes.
A pesar de las críticas dentro de sus filas, la mayoría de los legisladores republicanos parecen apoyar la postura agresiva del presidente. El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, subrayó esta perspectiva y sugirió que el envío de narcóticos a Estados Unidos justifica tratar la situación como una amenaza a la seguridad nacional.
La oposición está creciendo en el lado demócrata, a pesar de que el partido carece del poder legislativo para impugnar eficazmente las acciones de la administración. El senador Rubén Gallego expresó su preocupación durante una entrevista, condenando las operaciones como ilegales y sugiriendo que se debería utilizar la Guardia Costera en lugar de la fuerza militar a menos que se haga una declaración formal de guerra. “Pero esto es un asesinato”, dijo Gallego.
Históricamente, Rand Paul se opuso abiertamente a los ataques con aviones no tripulados en el extranjero durante la administración Obama, y encabezó una obstrucción en el Senado en 2013 para exigir protección contra la fuerza letal en suelo estadounidense. Su actual oposición destaca una clara división dentro del partido sobre la intervención militar y los controles y equilibrios necesarios cuando se trata del uso de la fuerza.
Mientras continúa la campaña militar, se siguen de cerca las implicaciones legales de las acciones de la administración Trump, especialmente en lo que respecta a los principios del debido proceso y la responsabilidad pública. Los debates en curso reflejan una división ideológica más profunda sobre el uso apropiado del poder militar en contextos nacionales e internacionales, con implicaciones tanto para las prácticas legislativas actuales como para los gobiernos futuros.



