El robot submarino pionero Redwing se embarca en un viaje de cinco años para viajar por el mundo


El 10 de octubre, se lanzó una revolucionaria expedición submarina desde la costa de Massachusetts, marcando el comienzo de una nueva era en la exploración oceánica. Un planeador robótico autónomo conocido como Redwing se ha embarcado en una misión de cinco años para convertirse en el primer barco que pueda circunnavegar el mundo completamente bajo el mar sin intervención humana.

Esta misión establece paralelismos con la histórica expedición dirigida por Fernando de Magallanes de 1519 a 1522, que marcó la primera circunnavegación de la Tierra de la que se tiene registro. En marcado contraste con los barcos de Magallanes, el Redwing será propulsado silenciosamente bajo la superficie del océano, utilizando corrientes naturales y ajustes de flotabilidad en lugar de motores o hélices tradicionales.

Lanzado desde el Instituto Oceanográfico Woods Hole, el Redwing navegará por la Corriente del Golfo hasta su primer destino: Gran Canaria en las Islas Canarias. Luego, el robot navegará alrededor del extremo sur de África, pasando por Ciudad del Cabo antes de cruzar el Océano Índico hacia Australia Occidental y Nueva Zelanda.

Una de las partes más desafiantes del viaje será llevar el planeador a través de la Corriente Circumpolar Antártica, reconocida como la corriente oceánica más fuerte del mundo. La ruta también podrá incluir paradas cerca de las Islas Malvinas, Brasil y el Caribe, antes de concluir la odisea de regreso en la costa este de Estados Unidos.

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Construido por Teledyne Marine en colaboración con la Universidad Rutgers-New Brunswick, Redwing está siendo calificado como un avance importante en la robótica marítima. Oficialmente llamado Slocum Sentinel Glider, se promociona como “el planeador submarino comercial más avanzado jamás construido”. El robot está diseñado para viajes prolongados y minimiza el consumo de energía.

A diferencia de los barcos convencionales, el Redwing utiliza la gravedad y la flotabilidad para planear, realizando maniobras lentas y amplias. Sube y baja en el agua modulando su flotabilidad, «surfeando» efectivamente las corrientes en lugar de competir contra ellas. Este diseño permite al planeador mantener una velocidad media de 0,75 nudos, lo que le permitirá viajar aproximadamente 73.000 kilómetros durante los próximos cinco años.

Aunque principalmente es un planeador, Redwing está equipado con dos propulsores de propulsión, lo que le permite maniobrar a través de corrientes más fuertes si es necesario. Los sistemas avanzados funcionan con una batería de litio, que respalda la movilidad y una amplia gama de instrumentos científicos a bordo.

Durante su viaje, Redwing saldrá a la superficie cada ocho a 12 horas para enviar datos vía satélite en tiempo real. Los sensores avanzados monitorean continuamente la salinidad, la profundidad y la temperatura, contribuyendo a una vista tridimensional dinámica del océano. Se espera que estos datos mejoren varias aplicaciones de las ciencias oceánicas, incluidos los modelos de pronóstico de huracanes, y ayuden a los investigadores a monitorear la salud de los ecosistemas marinos.

Además, Redwing tiene un sistema de seguimiento de peces que puede detectar organismos marinos marcados, lo que podría arrojar luz sobre migraciones de larga distancia que han pasado desapercibidas debido a las limitadas capacidades de observación.

Los estudiantes y profesores participarán activamente en el seguimiento del progreso de Redwing, y innumerables estudiantes utilizarán los datos en tiempo real como parte de su plan de estudios académico.

Según el codirector de la misión Scott Glenn, distinguido profesor del Departamento de Ciencias Marinas y Costeras de Rutgers, esta misión marca un momento histórico para las ciencias oceánicas. Enfatizó que la iniciativa es un esfuerzo conjunto que involucra a estudiantes, docentes y socios internacionales durante todo el proceso.

Sin embargo, la misión enfrenta grandes desafíos. En el transcurso de cinco años, Redwing debe navegar entre redes de pesca, evitar rutas marítimas concurridas y soportar algunas de las condiciones más duras del océano. Aunque las perspectivas de éxito son inciertas, el equipo sigue siendo muy consciente de la naturaleza impredecible del mar.



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