Debajo de la formidable piedra caliza de los Alpes, se ha alcanzado un hito importante en una iniciativa de infraestructura de larga data. El 18 de septiembre de 2025, ingenieros de Italia y Austria se reunieron para celebrar el primer avance transfronterizo exitoso del Túnel de Base del Brennero (BAT), lo que marcó un logro crucial en lo que se convertirá en el túnel ferroviario más largo del mundo. Este enlace subterráneo de 64 kilómetros, que se extiende desde Innsbruck en Austria hasta Fortezza en Italia, está diseñado para dar cabida a trenes de pasajeros y mercancías de alta velocidad, reduciendo drásticamente los tiempos de viaje a lo largo de una de las rutas alpinas más transitadas de Europa.
El proyecto, financiado en gran parte por la Unión Europea, es parte integral del Corredor Escandinavo-Mediterráneo. Su objetivo es modernizar la logística en todo el continente y al mismo tiempo reducir significativamente las emisiones de CO2. Al ofrecer trenes que pueden viajar a velocidades de hasta 250 km/h, se espera que BBT reduzca el tiempo de viaje entre Innsbruck y Fortezza de 80 minutos a sólo 25 minutos.
Durante la ceremonia de inauguración, Peter Hanke, Ministro de Acción Climática de Austria, destacó las implicaciones más amplias del túnel para la sostenibilidad ambiental y la conectividad en Europa. Haciéndose eco de este sentimiento, el Ministro de Infraestructura italiano, Matteo Salvini, se refirió al BAT como un “monumento a la cooperación y la ingeniería”, reconociendo el difícil viaje que condujo a este momento.
Si bien el reciente logro fue motivo de celebración, también destacó los importantes retrasos que ha enfrentado el proyecto. La inauguración, cuya finalización estaba prevista originalmente para 2025, ahora se ha retrasado hasta 2032 debido a desafíos geológicos, interrupciones relacionadas con la pandemia y costos crecientes. Por el paso del Brennero, tradicionalmente un corredor de mercancías concurrido y contaminante, pasan más de 2,5 millones de camiones al año, lo que contribuye significativamente a las emisiones de CO₂ y tiene un impacto negativo en los frágiles ecosistemas alpinos.
El túnel de base del Brennero pretende aliviar esta carga trasladando hasta el 60% del tráfico de mercancías de la carretera al ferrocarril. Los principales desafíos técnicos incluyeron trabajar con una geología alpina impredecible, formada por rocas antiguas y fracturadas que estaban sometidas a una tensión significativa, exacerbada por la presencia de agua y fallas sísmicas.
A pesar de estas dificultades, se han logrado avances significativos. En agosto de 2025 se había completado el 88% de las excavaciones en ambos países. Áreas como el lote H52 Hochstegen y el segmento Mules 2-3 en el lado italiano están avanzando hacia las etapas finales de construcción, incluida la instalación de sistemas cruciales de ventilación, señalización y medidas de seguridad. Sin embargo, el aumento de los costes, estimado ahora en unos 8.400 millones de euros, se debe a varios factores, incluidos los cambios en los métodos de excavación y la escasez de personal debido a la pandemia.
La Comisión Europea continúa apoyando la iniciativa, aportando 2.300 millones de euros y planificando nuevas inversiones del Programa de Transporte Mecanismo Conectar Europa (CEF) para 2027. El objetivo final sigue siendo crear una ruta de transporte de mercancías totalmente electrificada que evite los obstáculos naturales de los Alpes, fortaleciendo la interconexión entre el norte y el sur de Europa.
Como parte de una tendencia europea más amplia hacia el desarrollo de túneles, similar al túnel de base del San Gotardo en Suiza y al actual proyecto del túnel Mont Cenis, BAT representa un alejamiento de la dependencia del transporte de superficie, que a menudo es perjudicial para el medio ambiente. Los expertos predicen que para 2030, una red ferroviaria transeuropea integral permitirá un movimiento fluido de mercancías y pasajeros a través de las principales ciudades, incluidas Berlín, Milán, Viena y Nápoles, con una huella de carbono significativamente menor en comparación con los viajes aéreos o por carretera.
Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre la capacidad del transporte ferroviario para satisfacer el aumento esperado de la demanda, así como los costos de mantenimiento de la infraestructura obsoleta. Sin embargo, muchos expertos en transporte son optimistas y sostienen que esta evolución en la red ferroviaria europea hace tiempo que debería haberse producido.
Como lo expresó la profesora Helena Richter de la Facultad de Ciencias del Transporte y el Tráfico de la Universidad Técnica de Dresde: «La infraestructura ferroviaria europea finalmente está alcanzando sus ambiciones». El impacto del túnel de base del Brennero puede ser subterráneo, pero sus implicaciones para el comercio, la sostenibilidad ambiental y la cooperación europea serán sin duda profundas y de largo alcance.