En un giro notable de los acontecimientos que recuerda a una historia de ciencia ficción, un satélite lanzado originalmente en 1965 por la Fuerza Aérea de los EE. UU. y el Laboratorio Lincoln del MIT ha aparecido en los titulares después de reanudar inesperadamente sus transmisiones casi 50 años después de que se considerara inactivo. Conocido como Lincoln Experimental Satellite-1 (LES-1), este satélite ‘zombi’ ha despertado la curiosidad de científicos y entusiastas tras su improbable resurgimiento.
En 1963, el Laboratorio Lincoln inició un proyecto complejo destinado a desarrollar sistemas de comunicaciones espaciales militares en el marco del Proyecto West Ford. Esta empresa dio lugar a los satélites experimentales Lincoln, siendo LES-1 el primero de su tipo. A pesar de los ambiciosos objetivos, incluida la demostración de comunicaciones de frecuencia súper alta, el satélite tuvo un comienzo difícil.
Después del lanzamiento el 11 de febrero de 1965, el LES-1 estuvo plagado de problemas técnicos, principalmente debido a un problema de cableado defectuoso que le impidió alcanzar la órbita prevista. En 1967, las señales de comunicaciones se detuvieron y el satélite desapareció de la historia: un trozo de basura espacial abandonado a la deriva en órbita.
Un avance rápido hasta 2013, cuando un radioastrónomo de Cornwall, Reino Unido, hizo un descubrimiento sorprendente: detectó señales provenientes del satélite olvidado hace mucho tiempo. Phil Williams, el operador aficionado que se topó con estas transmisiones, las describió como «fantasmales», con señales fluctuantes que reflejan el movimiento giratorio del satélite en órbita. Curiosamente, la señal parecía alternarse cada cuatro segundos mientras los paneles solares de LES-1 bloqueaban y desbloqueaban intermitentemente la fuente de energía.
La noticia del resurgimiento de LES-1 causó intriga dentro de la comunidad científica. Un equipo del laboratorio que desarrolló el satélite actuó rápidamente, instalando sistemas para monitorear las señales cuando el satélite pasaba por encima.
La causa de esta inesperada resurrección sigue siendo un misterio. Los científicos especulan que pudo haber ocurrido un cortocircuito eléctrico debido al envejecimiento de las baterías o los circuitos del satélite, lo que permitió que la energía de los paneles solares llegara directamente al transmisor. Esta hipótesis sugiere que incluso la tecnología inactiva a veces puede experimentar una segunda vida en determinadas circunstancias.
A pesar de la incertidumbre que rodea su reactivación, el satélite es un testimonio de la sostenibilidad de la tecnología espacial. Como señaló Navid Yazdani, jefe del Grupo de Operaciones y Sistemas SATCOM Avanzados del Laboratorio Lincoln, LES-1 es uno de los satélites más antiguos que se conservan y representa un legado importante en las comunicaciones por satélite. Destaca el viaje evolutivo de la tecnología satelital y proporciona información valiosa que ha influido en los sistemas de comunicaciones tanto militares como civiles.
La reactivación de LES-1 no sólo sirve como un vínculo fascinante con el pasado, sino que también muestra que incluso la tecnología obsoleta puede sorprendernos. Mientras continúa transmitiendo señales desde el vacío del espacio, el «satélite zombi» sigue siendo un símbolo de resiliencia y de los giros inesperados que a menudo acompañan a los esfuerzos tecnológicos.