Un estudio innovador realizado por la Universidad de Maine propone que la evolución humana experimenta un cambio importante, en el que la cultura se convierte en un director dominante, lo que puede hacer que la humanidad se recolecte en la formación de un súper organismo colectivo. Este hallazgo, enfatiza en un artículo reciente de BioScience, sugiere que la velocidad de la evolución cultural podría exceder los cambios genéticos, lo que lleva a transformaciones sin precedentes en la sociedad humana.
Tim Waring, profesor asociado de economía y sostenibilidad en la Universidad de Maine, junto con su equipo, afirma que el proceso de evolución humana está cambiando. Históricamente, el progreso humano está en gran medida conectado a los cambios genéticos. Sin embargo, el impulso actual de la evolución cultural es ahora el potencial para influir drásticamente en las vidas individuales y las estructuras sociales mucho más rápido que la evolución genética.
Las innovaciones tecnológicas, el progreso institucional y las asociaciones han permitido a la humanidad trascender las limitaciones genéticas que podrían obstaculizar la supervivencia. Por ejemplo, las limitaciones visuales inconvenientes causadas por defectos genéticos, mientras que las intervenciones quirúrgicas como las cesáreas han cambiado fundamentalmente los resultados del nacimiento, que pueden haberse mantenido vidas que de otro modo se habrían perdido. Tal progreso muestra cómo el ingenio cultural ha permitido a la sociedad asumir desafíos de manera efectiva, lo que mejora la calidad de vida general.
Waring analiza cómo la organización cultural promueve una mayor cooperación y eficacia entre los grupos, para que las sociedades puedan adaptarse a través de la historia, desde el comienzo de la agricultura hasta las innovaciones modernas en la atención médica. Aunque el cambio genético es un proceso lento con efectos sociales inmediatos limitados, la evolución cultural lo supera, reformando así el futuro de la humanidad de manera importante.
La idea de las personas que evolucionan en un «súper organismo» refleja las teorías investigadas por investigadores que investigan especies eusociales, como las hormigas y las termitas, donde los organismos individuales funcionan como partes integrales de un sistema coherente. Waring y su coautor, Zachary Wood, argumentan que las personas están a punto de evolucionar hacia grupos culturales que trabajan de la misma manera que estas especies de cooperación. Sugieren que esta transición podría compararse con el comportamiento colectivo que se observó durante la pandemie Covid-19, cuando las sociedades actuaron como unidades coordinadas para manejar la crisis a través de acciones colectivas, mostrando características súper organismos.
La evolución cultural presenta un cambio de paradigma para abordar los problemas sociales urgentes a un ritmo que la evolución genética no puede igualar. Waring argumenta que la innovación cultural supera y explica la evolución genética: «La herencia cultural come evolución genética para el desayuno». El rápido progreso en la medicina, las instalaciones sanitarias y la educación revelan el poder transformador de la cultura en la mejora de la esperanza de vida y la calidad de vida.
Sin embargo, la advertencia advierte que si la herencia cultural continúa dominando, la supervivencia y la prosperidad de las generaciones futuras pueden depender cada vez más de la resistencia y la adaptabilidad de nuestras sociedades en lugar de los beneficios genéticos. A medida que avanza la sociedad, queda claro que la evolución cultural jugará un papel importante en la configuración del proceso de la humanidad.
Sin embargo, este cambio al dominio cultural se acompaña de desafíos importantes. A medida que las estructuras sociales se vuelven más complejas, la necesidad de sistemas resilientes e inclusivos se vuelven por delante. La advertencia enfatiza que, aunque la evolución cultural es una promesa enorme, debe navegarse para evitar cuidadosamente para prevenir problemas como el equilibrio de poder o el estancamiento.
En última instancia, el futuro de la evolución humana puede no depender de las nociones de superioridad genética, sino de la capacidad de las sociedades para ajustarse, adoptar los cambios culturales y promover la cooperación global. Si bien los investigadores como la advertencia continúan investigando estas tendencias, sus hallazgos pueden redefinir nuestra comprensión de la evolución en sí misma y enfatizar el papel crucial de la cultura en la historia continua del desarrollo humano.