El ejército transforma las tácticas de combate y el entrenamiento en respuesta a las lecciones de guerra con drones impartidas en Ucrania


El ejército estadounidense está atravesando una transformación significativa en sus estrategias de combate, fuertemente influenciada por el conflicto en curso en Ucrania. El surgimiento de los drones como arma principal en los campos de batalla modernos ha llevado a una reevaluación de las tácticas militares tradicionales, los procesos de adquisición y las estructuras organizativas. En particular, el Secretario de Guerra, Pete Hegseth, ha ordenado que todas las unidades militares estén equipadas con sistemas no tripulados para finales de 2026.

La velocidad a la que evoluciona la tecnología fue destacada por el Jefe de Estado Mayor del Ejército, general Randy George, durante un testimonio ante el Congreso, en el que enfatizó la necesidad de adaptabilidad. El predominio de los drones de vigilancia en el conflicto de Ucrania ha cambiado fundamentalmente la dinámica operativa, eliminando la eficacia de las tácticas tradicionales de ocultación. Se ha observado que los drones son responsables de alrededor del 70 por ciento de las bajas rusas en Ucrania, y ambas partes dependen cada vez más de sistemas no tripulados para reconocimiento, localización de artillería y combate directo.

El coronel Joshua Glonek, comandante de la 3.ª Brigada, 10.ª División de Montaña, dijo que su unidad utilizó una cantidad sin precedentes de drones durante un ejercicio reciente en Alemania, utilizando 144 drones experimentales para mejorar el reconocimiento y la adquisición de objetivos. Además, el entrenamiento incluye ahora medidas anti-drones, ya que la guerra electrónica se vuelve crucial para neutralizar los vehículos aéreos no tripulados enemigos.

Las implicaciones financieras de la guerra con drones son claras, ya que los drones baratos han sido eficaces contra objetivos de alto valor. Los drones “kamikazes” ucranianos, que cuestan alrededor de 400 dólares, han dañado o destruido tanques M1 Abrams por un valor de entre 8 y 10 millones de dólares cada uno. La Operación Telaraña del ejército ucraniano ilustró dramáticamente este cambio, utilizando docenas de drones FPV para infligir daños por valor de 7 mil millones de dólares a aviones rusos. En respuesta, el ejército planea establecer capacidades de producción en masa de pequeños drones a nivel nacional, produciendo 10.000 unidades por mes para 2026.

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También se están considerando cambios estructurales en las adquisiciones, basados ​​en el innovador sistema “Brave1” de Ucrania, que permite a los comandantes de primera línea realizar pedidos en línea de drones con tiempos de entrega rápidos. Este sistema alienta a las unidades de primera línea a documentar sus operaciones y recompensa el éxito con puntos que pueden canjearse por equipos más avanzados.

Las tácticas militares están cambiando para enfatizar el papel de los drones, especialmente en relación con vehículos de combate como los tanques. El Secretario del Ejército, Daniel Driscoll, indicó que es posible que los tanques tengan que desempeñar un papel de apoyo en lugar de un papel de primera línea debido a las vulnerabilidades frente a las amenazas aéreas. Esto requiere el uso de drones para detectar amenazas y garantizar el paso seguro de las unidades blindadas.

Para facilitar estos cambios, el ejército está formando unidades especializadas centradas en operaciones con drones. La Tercera Brigada ha establecido tres «compañías de asalto» que incluyen pelotones de drones, reconocimiento y morteros diseñados para enfrentarse a las fuerzas enemigas antes de desplegar la infantería tradicional. Equipadas con la última tecnología de drones, estas unidades pretenden redefinir la guerra terrestre.

La evolución del marco operativo del Ejército señala un cambio profundo en el entrenamiento de los soldados, quienes necesitarán cada vez más integrar las operaciones con drones en sus habilidades. Se espera que para finales de 2026, cada equipo esté equipado con pequeños drones como parte de su equipamiento esencial.

El Ejército ha iniciado varios programas de entrenamiento para preparar a los soldados para estas innovaciones. Un curso de drones lanzado recientemente en Fort Rucker se centra en volar, construir y reparar vehículos aéreos no tripulados, combinando ejercicios de vuelo simulados con experiencia práctica. La capacitación se está expandiendo rápidamente y unidades de toda Europa realizan ejercicios prácticos para garantizar la preparación.

A medida que el ejército se adapta a las nuevas realidades de la guerra, los soldados se están acostumbrando a integrar drones en sus operaciones diarias. Existe un esfuerzo concertado para alinear las capacidades de los drones estadounidenses con los estándares globales, lo que subraya el papel fundamental que desempeñarán estos sistemas en conflictos futuros. La transformación en curso trae consigo desafíos y oportunidades a medida que el servicio redefine el papel de la infantería en el campo de batalla del siglo XXI.



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