Hace una década, un oscuro programa de liberación anticipada implementado por el departamento penitenciario de Nebraska permitió que cientos de reclusos salieran temprano de la prisión, una medida que pasó desapercibida para jueces, legisladores y el público en general. Esta iniciativa se introdujo como parte de un esfuerzo más amplio para reducir el abrumador hacinamiento en el sistema penitenciario del estado, pero fue rápidamente abandonada después de convertirse en el foco de la supervisión legislativa.
En un esfuerzo por abordar los problemas actuales de hacinamiento, el Departamento de Servicios Correccionales de Nebraska ahora busca crear un nuevo programa que invitaría a algunos reclusos a hacer la transición a la comunidad bajo mayor supervisión. Esta propuesta ha generado resistencia por parte de legisladores de todos los partidos. La senadora Carolyn Bosn, republicana de Lincoln y presidenta del Comité Judicial, expresó su preocupación de que el Departamento Correccional estuviera yendo demasiado lejos al tomar decisiones que deberían recaer en el poder judicial y la Legislatura.
Si bien reconocieron los beneficios potenciales de un programa de este tipo, tanto Bosnia como el senador Terrell McKinney, un demócrata de Omaha, enfatizaron que la iniciativa debería ser creada por los legisladores y no solo por el departamento. Criticaron la propuesta actual por sus detalles vagos, y McKinney enfatizó la importancia de estrategias y disposiciones de implementación claras.
A diferencia de su iniciativa anterior, esta vez el Departamento de Servicios Correccionales de Nebraska está buscando la opinión del público y ha lanzado un proceso formal de reglamentación para su nuevo programa, llamado PATH (Programa para Viviendas de Transición en el Hogar). Este acontecimiento se produce poco después de que el gobernador Jim Pillen anunciara planes para convertir el Campamento de Ética Laboral McCook en un centro federal de detención de inmigrantes. A pesar de las preguntas sobre las conexiones entre la conversión de esta instalación y la propuesta de PATH, la portavoz del departamento, Dayne Urbanovsky, afirmó que el programa tiene como objetivo mejorar la gestión de la población y las opciones de reingreso de los reclusos.
El sistema penitenciario de Nebraska se encuentra entre los más superpoblados del país después de entrar en una emergencia de hacinamiento en 2020, cuando la población total de reclusos superó el 140% de la capacidad diseñada. A pesar de las persistentes preocupaciones sobre la capacidad, la administración del gobernador afirmó que agregar cientos de inmigrantes detenidos no conduciría a otra emergencia de hacinamiento, una posición recibida con escepticismo por varios legisladores.
La mala gestión de las licencias de presos en el pasado genera preocupación sobre la nueva propuesta. Una investigación interna encontró que correccionales liberaron accidentalmente a numerosos reclusos sin la supervisión adecuada. Esto llevó a una investigación por parte de un comité legislativo, que encontró que el programa anterior se había desarrollado «fuera de la ley» e instó a que futuros esfuerzos similares fueran de naturaleza legislativa.
La nueva propuesta de PATH sugiere que los reclusos serían responsables de su vivienda, gastos de manutención y seguro médico mientras vivan en viviendas aprobadas. Se les exigiría que mantuvieran trabajos o participaran en programas aprobados, y sus actividades serían estrictamente monitoreadas por el personal del departamento. El seguimiento electrónico se utilizaría para garantizar el cumplimiento de las notificaciones, los toques de queda y otras regulaciones, con prohibiciones claras de armas, sustancias ilegales y alcohol.
Los críticos, incluido Doug Koebernick, el inspector general de prisiones del estado, han presionado para que se establezcan pautas y criterios explícitos dentro de las regulaciones de PATH, temiendo que los detalles puedan quedar a discreción del departamento. Los defensores del reingreso, como Jasmine Harris de la organización sin fines de lucro RISE, enfatizaron la necesidad de una planificación rigurosa y transparencia en el programa para garantizar transiciones exitosas de los prisioneros y evitar los obstáculos de programas anteriores.
El Senador Bosn enumeró varios beneficios potenciales de un programa de licencia responsable, señalando que podría fomentar un comportamiento positivo entre los reclusos y ayudar a satisfacer las necesidades de la fuerza laboral mientras ahorra dinero a los contribuyentes. Bosn enfatizó la importancia de abordar la propuesta desde todos los ángulos para maximizar su efectividad.
El departamento penitenciario continúa navegando por un panorama desafiante de percepción pública y supervisión legislativa y está tomando medidas para lograr un compromiso transparente con la propuesta. A medida que avanza la iniciativa PATH, quedan dudas sobre cómo será recibida por el público y qué reglas específicas se implementarán en última instancia antes de que llegue al gobernador para su aprobación.



