En un paso importante para regular el consumo de agua en Tucson, el Ayuntamiento ha adoptado por unanimidad una nueva regulación que está dirigida a él de manera más efectiva para administrar grandes consumidores de agua. Esta decisión se produce en respuesta a una creciente preocupación por el uso potencialmente excesivo del agua, en particular en proyectos a gran escala, como los centros de datos.
Anteriormente, las empresas con aprobación de destino tenían acceso al sistema de agua Tucson con una supervisión mínima, lo que aumenta las alarmas de sostenibilidad y preservación. Con la nueva regulación, cada gran usuario de agua, definido como aquellos que esperan consumir más de 7.4 millones de galones por mes, ahora se aplica a la ciudad y demuestra su dedicación a la retención de agua. «La aprobación de esta noche nos ayudará a proteger de inmediato», dijo la alcaldesa Regina Romero, el énfasis en la necesidad de una acción rápida.
La regulación surgió en medio de las acaloradas discusiones sobre Project Blue, un proyecto de centro de datos propuesto que podría haber consumido grandes cantidades de agua cada año. Inicialmente, había promesas de desarrolladores de un proyecto «positivo del agua», pero la falta de transparencia con respecto al alcance del proyecto y los usuarios finales condujeron a la indignación pública. Esta insatisfacción llevó al Ayuntamiento a rechazar la propuesta de anexión del proyecto durante una sesión anterior.
Según las regulaciones recién establecidas, todas las aplicaciones de servicios de agua de grandes usuarios se convertirán en registros públicos, lo que harán posible la supervisión comunitaria. El proceso de solicitud requiere que los solicitantes presenten un plan detallado de ahorro de agua además de cualquier solicitud de desarrollo. Este plan debe describir el uso del agua y proporcionar estimaciones de la demanda esperada de agua, dibujar técnicas para minimizar el consumo de agua y mejorar la eficiencia.
Además, la regulación requiere que cada gran usuario se someta a Water Tucson cada cinco años, lo que garantiza el cumplimiento y la supervisión continuos. También se han establecido sanciones específicas por violaciones, con multas crecientes por violaciones repetidas, que culminan en la posible suspensión del acceso al agua.
Aunque la regulación de Tucson es un paso proactivo, no corresponde completamente a medidas tomadas en comunidades cercanas como Marana, que han tomado una posición más fuerte contra el suministro de agua potable para enfriamiento y actividades relacionadas en los centros de datos. Este movimiento más amplio refleja un reconocimiento creciente de los desafíos de los grandes consumidores de agua, en el que los funcionarios locales enfatizan la importancia de la participación pública y los rigurosos procesos de evaluación.
Además, la Junta de Supervisores del Condado de Pima está considerando restricciones de destino adicionales que están destinadas a imponer pautas más estrictas para usuarios industriales a gran escala, incluidos los centros de datos. La supervisora Jen Allen enfatizó la necesidad de cooperación con la ciudad de Tucson para desarrollar un sólido proceso de evaluación destinado a garantizar los recursos hídricos de la región.
Los activistas de la comunidad, incluido el Centro de datos del grupo No Desert, han pronunciado cuidadosamente el optimismo sobre la nueva regulación. Aunque dan la bienvenida a la protección adicional, abogan por medidas provisionales más fuertes, como detener proyectos de electricidad hasta que se hayan establecido regulaciones más extensas. Los participantes en el discurso público, incluidos los residentes involucrados, han expresado que la regulación es un primer paso crucial, pero reconocen el riesgo actual del suministro limitado de agua de la región.
La dedicación de Tucson a la gestión del agua ha existido durante mucho tiempo, con la ciudad reconocida por sus innovadores esfuerzos en los programas de extracción de agua desde finales de la década de 1980. Sin embargo, los desarrollos recientes han subrayado la necesidad de una política actualizada para enfrentar los desafíos modernos. La evaluación continua de la regulación incluye aportes de varias partes interesadas, incluidas las comunidades tribales que dependen de Tucson -Water, lo que significa un esfuerzo más amplio para promover un crecimiento sostenible que equilibra el desarrollo con problemas ambientales.