En un tumultuoso giro de los acontecimientos, el frágil alto el fuego entre Israel y Hamas se vio duramente puesto a prueba este fin de semana después de una serie de ataques aéreos israelíes en Gaza que resultaron en la muerte de al menos 45 personas, según las autoridades sanitarias locales. Oficiales militares israelíes dijeron que los ataques fueron en respuesta a ataques contra sus fuerzas que operaban en la ciudad sureña de Rafah con el objetivo de desmantelar lo que describieron como infraestructura terrorista.
En medio de la escalada de violencia, el presidente estadounidense, Donald Trump, siguió insistiendo en que el alto el fuego que ayudó a negociar se mantenía intacto, a pesar de reconocer que las acciones de Hamás habían sido «bastante tempestuosas». En declaraciones a los periodistas a bordo del Air Force One, Trump sugirió que cualquier violencia provenía de los «rebeldes» dentro de Hamás y no de los propios dirigentes, afirmando: «Se tratará con dureza pero apropiadamente». Se abstuvo de comentar sobre la justificación de los ataques israelíes y dijo que la situación estaba «bajo evaluación».
Más tarde, el ejército israelí indicó que reanudaría la aplicación del alto el fuego, lo que indicaba el fin de los recientes ataques aéreos, mientras que un funcionario de seguridad israelí anunció la reanudación de las transferencias de ayuda a Gaza a partir del lunes. Esto se produjo cuando se espera que altos funcionarios estadounidenses, incluido posiblemente el vicepresidente JD Vance, lleguen pronto a Israel con el objetivo de hacer cumplir el alto el fuego concluido en Egipto. El propio Vance indicó que la situación puede implicar vaivenes.
Sobre el terreno, el brazo armado de Hamás afirmó no estar al tanto de los recientes enfrentamientos en Rafah y no haber tenido contacto con grupos locales desde marzo. Reiteraron su compromiso con el alto el fuego, al tiempo que afirmaron haber localizado el cuerpo de otro rehén israelí y amenazaron con que los continuos ataques aéreos podrían obstaculizar su capacidad de transferir los restos a Israel.
A pesar del caos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó a las fuerzas armadas que tomaran “medidas enérgicas” contra cualquier violación del alto el fuego, aunque no amenazó con volver a una guerra a gran escala. En un esfuerzo por estabilizar la situación, se están llevando a cabo esfuerzos diplomáticos para reducir las tensiones, y un alto funcionario egipcio confirmó comunicaciones “de 24 horas” destinadas a fortalecer la frágil paz.
Mientras la región sigue tensa, los próximos pasos serán fundamentales para determinar si el alto el fuego puede resistir este último brote de violencia y qué implicaciones puede tener para el conflicto en curso.