En una medida innovadora, el gobierno de Corea del Sur ha formalizado un acuerdo con Estados Unidos para continuar desarrollando submarinos de ataque de propulsión nuclear, aumentando significativamente las capacidades de la Armada de la República de Corea (ROKN). Este anuncio crucial se produce después de discusiones anteriores en octubre, en las que Estados Unidos expresó su voluntad de apoyar los objetivos de Corea del Sur de crear una nueva generación de submarinos nucleares.
Según el acuerdo recientemente confirmado, Washington aprobó formalmente el proyecto y se comprometió a ayudar a suministrar el combustible nuclear necesario para los submarinos. Esta transición marca un cambio crucial de las negociaciones preparatorias, que se habían centrado principalmente en la viabilidad técnica, los requisitos legales y las obligaciones bajo los tratados nucleares civiles, a la cooperación concreta en el desarrollo de los submarinos.
Este acuerdo es parte de un acuerdo bilateral más amplio alcanzado en una reunión de líderes a principios de octubre que también incluye compromisos comerciales y recortes de aranceles mutuos del 25% al 15%. La declaración oficial estadounidense enfatizó la aprobación de la iniciativa de Corea del Sur y destacó la estrecha cooperación en los requisitos del proyecto.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció además en su plataforma Truth Social que los submarinos se construirán en un astillero en Filadelfia operado por Hanwha Ocean, una de las principales empresas de la industria naval de Corea del Sur y que actualmente tiene la tarea de construir nuevos submarinos de misiles balísticos KSS-III Batch II.
Actualmente, la República de Corea opera una flota de aproximadamente veinte submarinos diesel-eléctricos, desarrollados a través de décadas de cooperación con varios países. Se espera que los próximos submarinos de propulsión nuclear faciliten operaciones submarinas extensas y encubiertas, fortaleciendo las capacidades de vigilancia y disuasión estratégica de Corea del Sur. Aunque el país tiene una experiencia significativa en energía nuclear civil, sus opciones para el enriquecimiento de uranio están limitadas por acuerdos que datan de la década de 1970, cuando Corea del Sur detuvo su programa de armas nucleares bajo presión de Estados Unidos.
El impulso de este nuevo programa está estrechamente relacionado con la escalada de tensiones de seguridad en el noreste de Asia. Ante las crecientes amenazas de Corea del Norte, que ha anunciado avances en sus propias capacidades de submarinos nucleares, y el aumento de las actividades navales chinas cerca de la Península de Corea, Corea del Sur busca aumentar su preparación militar y fortalecer los vínculos tecnológicos y estratégicos con Estados Unidos.
Las implicaciones de este acuerdo se extienden más allá de las capacidades marítimas y podrían remodelar el panorama estratégico en la región a medida que Corea del Sur intensifique sus iniciativas de defensa en respuesta a las amenazas en evolución.



