En un acontecimiento importante, el fiscal que supervisa el caso de interferencia electoral en Georgia que involucra al presidente Donald Trump y varios coacusados ha decidido no avanzar con el proceso legal. Pete Skandalakis, director ejecutivo de la Junta de Abogados de Georgia, se hizo cargo del caso el mes pasado tras la descalificación de la fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis. Willis fue destituida por preocupaciones sobre una “apariencia de incorrección” derivada de una relación romántica con un fiscal especial que ella nombró para manejar el caso.
Tras el anuncio de Skandalakis, el juez del Tribunal Superior del condado de Fulton, Scott McAfee, emitió inmediatamente una orden desestimando todo el caso. La decisión se produce a raíz de un panorama legal muy observado en el que ya se consideraba poco práctico tomar medidas contra Trump mientras permanezca en el cargo. Sin embargo, otros catorce coacusados todavía estaban en peligro legal, incluidas figuras notables como Rudy Giuliani, ex alcalde de la ciudad de Nueva York y abogado de Trump, y Mark Meadows, ex jefe de gabinete de la Casa Blanca.
La Corte Suprema de Georgia recientemente denegó la apelación de Willis con respecto a su descalificación, requiriendo la participación del Consejo de Fiscales para nombrar un nuevo fiscal. Durante la búsqueda de un reemplazo, Skandalakis informó haber contactado a varios abogados, ninguno de los cuales aceptó el puesto. En consecuencia, con la fecha límite para el nombramiento de un nuevo fiscal fijada por el juez McAfee el 14 de noviembre, Skandalakis tomó la decisión de hacerse cargo del caso él mismo, lo que finalmente resultó en la decisión de desestimar el proceso. Este curso de acción cierra la puerta al caso de alto perfil por el momento, dejando muchas preguntas sin respuesta sobre el futuro de la batalla legal que enfrentan Trump y sus asociados.



