Los arqueólogos han hecho un descubrimiento innovador en las áridas colinas del sureste de Turquía: desenterraron un pilar de piedra con un rostro humano bellamente tallado. Este notable hallazgo, que surge de más de 11.000 años de sueño subterráneo, representa el primer rostro humano encontrado en el sitio de Karahan Tepe, que también podría ser el ejemplo más antiguo conocido de autorrepresentación humana.
Ubicado en la provincia turca de Şanlıurfa, Karahan Tepe es un sitio arqueológico neolítico anterior al famoso Göbekli Tepe. Ambos sitios pertenecen a la zona arqueológica más amplia de Taş Tepeler (“Colinas de Piedra”) y han sido el foco de excavaciones dirigidas por el Ministerio de Cultura y Turismo desde 1997. A lo largo de los años, se han desenterrado cientos de pilares de piedra y figuras talladas, lo que proporciona información valiosa sobre la vida y la cultura humana hace más de un milenio.
Históricamente, los pilares del sitio representaban principalmente miembros humanos, animales o ropa, pero hasta ahora carecían de rasgos faciales. La revelación de este nuevo rostro añade una capa importante al lenguaje simbólico del sitio, indicando un nivel de expresión más sofisticado entre las comunidades antiguas.
La escultura en sí, grabada en un pilar alto en forma de T que mide aproximadamente 1,4 metros, tiene varias características: una frente alta, cuencas de los ojos hundidas y una nariz recta similar a las de las estatuas del sitio. Se trata de una adición importante, ya que es la primera vez que se representa un rostro humano en un pilar de este tipo.
Necmi Karul, el arqueólogo jefe del sitio, destacó la importancia de este hallazgo: «Este era el único elemento que no se había encontrado en los pilares hasta ahora». El pilar estaba ubicado dentro de una estructura que contenía objetos cotidianos como piedras de moler, lo que indica su doble significado como artefacto simbólico y como objeto doméstico.
Las implicaciones más amplias del sitio de Karahan Tepe son profundas, especialmente para comprender los orígenes de los asentamientos humanos. Parece desafiar la idea de larga data de que la agricultura precedió a la vida sedentaria. Más bien, la evidencia sugiere que los principios de la vida comunitaria existían mucho antes de que surgieran las técnicas agrícolas. Karul enfatiza este punto al afirmar que “la agricultura no es una causa, sino el efecto de la vida sedentaria”, una visión que cambia radicalmente la narrativa del desarrollo humano.
El sitio también presenta descubrimientos únicos, incluidas once grandes esculturas con forma fálica, posiblemente indicativas del simbolismo de la fertilidad temprana. Estos hallazgos subrayan un marco simbólico complejo dentro del cual la forma humana, los animales y las criaturas mitológicas desempeñaban papeles cruciales en los rituales y la vida cotidiana.
Karahan Tepe, o colina Karahan, se remonta al décimo milenio antes de Cristo y está preparada para remodelar nuestra comprensión del arte y la expresión humanos primitivos. El ministro turco de Cultura y Turismo, Mehmet Nuri Ersoy, caracterizó la escultura como “el primer ejemplo de un individuo neolítico esculpiéndose en una columna en forma de T”, reforzando su importancia en la historia de la autorrepresentación humana.
Este rostro de piedra, que contempla en silencio un tiempo lejano, ofrece una oportunidad única de conectarse con un mundo que apenas comenzaba a lidiar con los conceptos de identidad y existencia. Sirve como un poderoso recordatorio de la búsqueda constante de la autocomprensión que trasciende milenios.